El presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, y amigo personal de Rita Barberá, evitó ayer comentar lo sucedido con la exalcaldesa de Valencia. Se limitó a pronunciar un comentario genérico, que servía para esa y otras cuestiones de actualidad: «Hay que acabar con el ruido y ponerse a las cosas que importan». Pero el ministro de Asuntos Exteriores en funciones y candidato del PP en las últimas elecciones generales por la provincia de Alicante, José Manuel García-Margallo, aseguró que el partido estaba desde ya «exonerado de cualquier responsabilidad. El escaño pertenece al parlamentario y no hay manera alguna de que el partido pueda influir».

«Ladrona», «personaje fallero» o «indecencia» fueron algunos de los calificativos que vertieron los protagonistas de la política nacional, en no pocos casos a través de las redes sociales, como valoración de la decisión de Rita Barberá de abandonar el PP pero no la condición de senadora. Los caracteres limitados no fueron óbice para emplearlos en descalificaciones y censuras de todo tipo.

Es el caso del portavoz de Compromís, Joan Baldoví, quien aseguró que «Rita Barberá demuestra lo que es: una ladrona. Se queda un escaño que no es suyo, es de todos los valencianos. ¿Cabe mayor indignidad en un político?»

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, se remitió a la red social para hacer una enumeración: «Es mi escaño, mi aforamiento, mi constante insulto, mi indecencia. Es la corrupción».

El portavoz del Partit Demòcrata Català, Francesc Homs, tildó a Barberá de «personaje más bien fallero que ha hecho una resistencia numantina» para, continuando con el símil, aseguró que «esto de Rita Barberá es de traca. ¿Y el PP se piensa que ya ha hecho los deberes? ¿Y quien la puso? ¡Qué jeta!». Las críticas llegaron desde su propio partido. La diputada del PP por Segovia Beatriz Escudero expresó que «respeto su decisión, pero no la comparto. Se está haciendo mucho daño a unas siglas que defendemos muchísimos».

El portavoz del PSOE en el Senado, Óscar López, instó al presidente del PP, Mariano Rajoy, a pedirle que deje el escaño porque de lo contrario «parecerá que no es libre para hacerlo, parecerá que como Rita Barberá lleva tanto tiempo en el PP, sabe tanto del PP, no se atreven a actuar». «Es una decisión pésima» recalco.

El portavoz del grupo parlamentario de Ciudadanos en el Congreso, Juan Carlos Girauta, calificó como una «inmoralidad» y que su paso al Grupo Mixto le añade a la situación «una pincelada esperpéntica».

Ribó y la respuesta municipal

Por su parte, la clase política municipal en Valencia tampoco escatimó críticas a la decisión de Rita Barberá. Empezando por el actual regidor, Joan Ribó (Compromís), quien aseguró que «la exalcaldesa Barberá debería dimitir ya de su cargo de senadora, así como los concejales investigados del PP en este ayuntamiento deben entregar las actas. Lo contrario es ensuciar las instituciones y el nombre de Valencia, que es una ciudad de gente honrada. Nadie entiende cómo el PP, con Rajoy a la cabeza y Bonig en València, amparan a presuntos corruptos pillados blanqueando dinero en el ayuntamiento».

Posiblemente, la descripción más original fue la del portavoz municipal de Compromís, Pere Fuset: «La corrupción en el PP es como una estrella de mar: si le cortas un brazo a un caso le puede salir otro. Por eso siempre llegan estas soluciones intermedias. Barberá sigue el camino del resto de imputados del PP en Taula: dicen apartarse del partido, pero no sueltan el escaño». Por su parte, al portavoz popular en el Ayuntamiento de Valencia, Eusebio Monzó, le tocó bailar con la más fea y apeló al «respeto por las personas». «Independientemente de lo que pase, estamos hablando de una figura relevante en la historia de la ciudad», añadió.