La vicepresidenta de la Generalitat, Mónica Oltra, ha realizado un balance del primer año de bipartito entre el PSPV y Compromís, y ha resaltado la buena sintonía que mantiene con el presidente de la Generalitat, Ximo Puig. «Proyectamos una buena imagen del gobierno que compartimos. El presidente está contento de que podamos dar una imagen de la Comunidad Valenciana ligada a un gobierno que genera prestigio. Cuando se habla de gobierno a la valenciana es en términos de buen gobierno, cuando hasta hace un año se hablaba de corrupción. Por tanto, el presidente lo ve con buenos ojos. Y en todo caso, el protagonismo no lo decido yo; voy donde me llaman», asegura, en relación a su proyección mediática.
La líder de Compromís también ha querido destacar el mestizaje de las distintas consellerias, en las que trabajan dirigentes tanto de su partido como del PSOE. «En absoluto me arrepiento. Estoy más segura si cabe que hace un año porque ha funcionado muy bien y nos ha permitido poner la inteligencia colectiva al servicio de un proyecto común. Todos sabemos lo que hacemos todos y no hay reinos de taifas. Puedes ver a dos cargos de Compromís discutiendo, cada uno defendiendo su conselleria», sostiene Oltra.
La también portavoz del Ejecutivo valenciano ha admitido además que la remodelación del Consell «es una prerrogativa» de Puig y ha reiterado que, para ella, lo ideal hubiese sido que Podemos formara parte de él cuando se conformó hace ahora un año. «Lo que yo vea es irrelevante. Pensaba que era bueno que los que firmamos el Pacte del Botànic estuviéramos en el Gobierno. Claro que no es fácil estar, pero nos votaron para coger el toro por los cuernos. Podemos decidió legítimamente no entrar y me parece bien. Y cuando decida entrar, también me parecerá bien», dice.
Una de las principales dificultades con las que se ha topado el Consell de izquierdas ha sido la escasez de recursos. Con un modelo de financiación autonómica que discrimina todos los años a la Comunidad, con una deuda desbocada -la más alta de toda España en relación al PIB- y con el agravante de la escasa incidencia porcentual de las inversiones estatales en tierras valencianas, Oltra se marca tres retos. «Hay que ser intransigente en la reivindicación de la deuda histórica y la financiación hasta las últimas consecuencias, porque es una cuestión de ser o no ser para nuestra comunidad. Hay tres reivindicaciones irrenunciables esté quien esté en la Moncloa: una financiación constitucional, la regularización de la deuda y las inversiones con arreglo a la población y las necesidades de este territorio», apostilla.
Oltra ha admitido que ha existido un «desconocimiento» en la sociedad sobre cómo se financian las políticas de la Generalitat y ha ejemplificado la discriminación que sufren las comarcas de la Comunidad. «Lo que pasa que somos una comunidad pobre, porque tenemos un 12% menos de renta per cápita. Eso significaría que tendríamos que recibir más dinero del que pagamos. Es una anomalía democrática que solo nos pasa a nosotros y creo que la sociedad lo desconoce. Y no lloramos, reivindicamos derechos», afirma.
Ya en cuanto a sus áreas, la responsable de Igualdad y Políticas Inclusivas negó que la Sindicatura de Greuges sea su «enemiga» al tramitar 13.500 quejas por dependencia. «Yo no tengo enemigos. No sé si alguien me considerará así, pero en política no hay enemigos. El Síndic tiene toda la razón en el maltrato institucional que han sufrido las personas con dependencia. Creo que ha sido de las mayores traiciones del Gobierno del PP con los más vulnerables. Lo que pasa es que cuando entré en la conselleria me dieron una carpeta, que además estaba vacía, y no una varita mágica. Nos encontramos con 45.000 personas con derecho para estar en el sistema y que no lo estaban, carencia de plazas y un empastre en las residencias con el modelo Blasco/Cotino que el TSJ sentenció que no era legal. El objetivo es acabar en tres años con la lista de espera», sostiene la dirigente de Compromís.
Corredor Mediterráneo
La portavoz del Consell también ha querido resaltar la importancia del Corredor Mediterráneo. «El tercer hilo no deja de ser un parche y seguimos reivindicando el Corredor, crucial para la economía. El problema es que hay intereses poderosos, sobre todo en el PP, para que pase por el centro, aunque la UE ha dicho que no tiene sentido. Esperemos que el nuevo Gobierno de España tenga sensibilidad y, sobre todo, sentido común. Y también espero que el PP del arco Mediterráneo lo defienda con sus votos en el Congreso. Lo que han hecho los últimos 20 años es decir una cosa aquí y hacer otra en Madrid. Por eso estamos como estamos», señala, a la vez que admite las dificultades que entraña gobernar: «Me he dado cuenta de eso y de lo mal que gobernaba el PP. Tenía idea de la corrupción y el saqueo, pero lo que más me ha sorprendido es que hubiera tanta incompetencia en la acción de gobierno».
Por último, la vicepresidenta valoró la reciente salida del Consell de las dos directoras generales de Compromís por comportamientos poco éticos. «No es cuestión de justicia, sino de responsabilidad», concluye, en referencia a la contratación de una hija y la ocultación de un negocio familiar.
