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¿Qué pasa ahora con RTVV?

El Consell se marca como objetivo concretar los trámites antes de que acabe septiembre

Pocos minutos después de que se confirmara el fiasco en el primer intento para reabrir Ràdio Televisió Valenciana (RTVV), el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, mostraba en los pasillos de las Cortes su «decepción» por la falta de acuerdo de los grupos parlamentarios en el nombramiento del nuevo consejo que debe pilotar los primeros pasos de la cadena. No era un enfado impostado. Ni mucho menos. Este «fracaso» -esa fue la palabra que el propio Puig utilizó- es un golpe para el Consell, que había acelerado al máximo los plazos hasta el punto de que las Cortes había convocado esta semana nada menos que tres plenos para poder designar a los miembros del consejo rector y elegir al nuevo presidente.

La idea era, incluso, emitir en pruebas durante el mes de agosto -había contactos para contar con imágenes de alguna competición deportiva- para dejar atrás el debate jurídico -la ley, las denuncias de los extrabajadores, las mayorías parlamentarias...- y centrarlo en el despliegue de un modelo completamente opuesto al de la cadena derrochona, manipulada y partidista que cerró el PP de Alberto Fabra bajo presión de Madrid. Pero sin un acuerdo parlamentario amplio -sumar los votos de Ciudadanos e incluso los del PP a las fuerzas de izquierda- era muy difícil que el proceso arrancara con buen pie. La elección del consejo rector no era un tema menor. Ni una cuestión baladí. A ese órgano formado por diez personas le compete la planificación de la plantilla con todas las implicaciones legales que tiene ese proceso como consecuencia de las demandas de los extrabajadores de Canal 9; y la definición del nuevo modelo de televisión autonómica.

No era un movimiento, por tanto, que se pudiera despachar con una imposición ni con un mandato de seis meses para el nuevo presidente, como hubiera ocurrido en el caso de que finalmente la candidatura de Josep López sólo la hubieran votado los tres grupos de la izquierda. Golpe para el Consell, que no supo cerrar el proceso con éxito una vez que decidió resolver el asunto con rapidez, e irresponsabilidad del PP, que puso sobre la mesa dos candidatos al consejo de muy difícil encaje en un nuevo modelo de televisión, especialmente en el caso de Maite Fernández, responsable de informativos en la época de máxima manipulación en Canal 9 con las noticias sobre el accidente de metro de Valencia y antigua directora general con Alberto Fabra.

La situación de bloqueo obligaba a retrasar todo el trámite máxime cuando el papel del consejo y del presidente es clave para desastacar dos de los frentes que tiene abiertos el proceso de reapertura de RTVV, bautizada ahora como Corporació Valenciana de Mitjans: el conflicto judicial con los extrabajadores y un modelo que haga olvidar la época de la manipulación del PP pero que también disipe las dudas que tiene una parte de la sociedad valenciana. La elección de Josep López para la presidencia no era una decisión casual con la idea de solucionar, especialmente, la primera cuestión. Una espada de Damocles sobre todo el proceso de reapertura de RTVV. Dejando al margen la relación familiar de su mujer con los dos primos -Alfred Boix y José Manuel Orengo- que controlan el «aparato» del PSPV, es un extrabajador con prestigio y alejado de los casos de censura en la cadena. En manos del presidente, junto al resto del consejo, estará la selección de la nueva plantilla, unas 300 personas. Y por esa vía de contratación directa más la actividad económica que se genere en el sector audiovisual valenciano espera el Consell ir aplacando el «enfado» de parte de los exempleados que ahora reclaman un trato preferente y diferenciado para acceder al nuevo ente público.

Así que, por tanto, la nueva RTVV no podía nacer con un presidente en precario y un consejo sin un consenso amplio. ¿Y ahora qué? La izquierda tendrá que reflexionar para encontrar una alternativa que genere acuerdo. La idea es que el nuevo consejo de la cadena pueda elegirse alrededor del 21 ó 22 de septiembre, justo después del primer Debate de Política General de Ximo Puig en las Cortes. Eso permitiría, al menos en principio, iniciar las emisiones en pruebas y la selección de personal con un objetivo que, en principio, permanece inalterable. Hacer coincidir el arranque de todas las emisiones regulares con la fecha del 29 de noviembre, coincidiendo con el tercer aniversario del «sainete» que organizó el PP para cerrar la cadena. Hay tiempo. Pero otro fracaso sería una herida ya demasiado profunda.

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