Eran pocos, pero muy ruidosos. El sector crítico con el actual secretario general del PSOE en Alicante, Gabriel Echávarri, se intentó hacer ayer con las riendas de una bronca asamblea de los socialistas alicantinos, un cónclave que finalizó después de tres horas de cruces de mensajes con tres conclusiones. La primera, que el histórico Ángel FrancoÁngel Franco, tras su «retiro» de dos años por su implicación en la investigación del caso Rabasa, vuelve a la militancia: ya ejerce su derecho a voto desde la segunda fila, «vigilando» desde cerca al propio Echávarri y al secretario de Organización del PSOE en Alicante y su hombre de confianza en el Ayuntamiento, Carlos Giménez. La segunda, que la agrupación socialista en la ciudad sigue tan dividida como siempre, un escenario con el que incluso llegó a ironizar el alcalde durante una de sus intervenciones. Y la tercera, que los opositores a la actual dirección, que siguen con la plaza de líder vacante, se dejaron ver en minoría. Fueron ruidosos, pero pocos para, por ahora, proponer una alternativa.

Superado un inicio tortuoso por cuestiones del orden del día, Echávarri tomó la palabra para hacer balance de su primer año al frente del gobierno municipal, tras veinte años del PSOE en la oposición. El dirigente socialista empezó hablando de Madrid -apostando por el «no» a Rajoy y mostrándose a favor de una consulta a la militancia si la dirección opta por cambiar de opinión- y acabó poniendo sobre un estrecho hilo el acuerdo de gobierno del tripartito que le mantiene como alcalde en Alicante. «Mi único pacto es con la ciudadanía», subrayó.

Concluida su intervención de arranque, fue el turno de los críticos, que se hicieron con la mayoría de los turnos de palabras durante el trayecto más áspero de la asamblea. Entre los reproches, el más repetido giró en torno a la gestión política de Echávarri durante el último año, que coincide con su tiempo al frente de la Alcaldía. Ser la tercera fuerza en la ciudad, la sombra de Ángel Franco -que ayer se hizo más intensa si cabe-, la falta de pulso de la formación, el trato a los militantes por parte de la dirección, la escasez de debates a nivel interno y la incapacidad para generar ilusión en la ciudadanía fueron algunas de las críticas que le dirigieron al «número uno» del PSOE en Alicante, que escuchó los reproches, al igual que el resto de concejales socialistas.

La réplica de Echávarri no se hizo esperar: respondió a uno a uno, incluso a los que por entonces ya no se encontraban en el salón de actos de UGT. Las alabanzas que recibió, las menos ayer, las contestó con palabras amables y una sonrisa. Contra las críticas, la mayoría de entre los que participaron, usó la ironía y los ataques directos. Sólo admitió que el partido había perdido «pulso», aunque sin compartir los motivos esgrimidos por los críticos. Para Echávarri, que ayer confirmó que se presentará a la reelección como secretario general del PSOE en Alicante, todo se debe al esfuerzo depositado en el Ayuntamiento. «Ha sido un año duro», concluyó, a la vez que defendió su candidatura cargando contra la bicefalia: «Nos ha dado malos resultados. Aquí, ahora, sólo hay una voz».