Siempre se ha dicho que en política hay algo que une mucho: el poder. Pero la escena del socialismo valenciano siempre presenta otro decorado que genera todavía más pactos y alianzas: la llegada de un proceso congresual.

Y pasadas las elecciones generales -una molesta china en el zapato del Consell de Ximo Puig y de muchos de los alcaldes en precario que consiguió el PSPV hace ahora un año- ya ha llegado ese momento de las conspiraciones, los contubernios, las alianzas internas y los encajes de bolillos para apuntalar el mando orgánico.

El alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, oficializará durante la asamblea local que se celebrará mañana su candidatura para volver a liderar el partido en la ciudad. Será su segundo mandato. Y será con el visto bueno del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, pero también con el objetivo de intentar limar asperezas de una relación que, hasta ahora, se había manejado con una cierta tensión.

El primer edil tuvo dudas sobre su candidatura. Una incertidumbre que verbalizó justo antes de la repetición de las elecciones generales que se celebraron el pasado 26-J. Pero los socialistas han salido de estas dos últimas citas con las urnas como tercera fuerza de la Comunidad, con menos diputados y, por primera vez en la historia, sin senadores electos.

Ximo Puig y Gabriel Echávarri han mantenido varias conversaciones sobre la situación del socialismo valenciano con la necesidad de reforzar la organización de cara a los comicios locales y autonómicos de 2019.

Eso ha propiciado, explicaron estas mismas fuentes, que el jefe del Consell y el alcalde de Alicante hayan acercado posturas. Y que, de alguna manera, la dirección del PSPV y Echávarri hayan tendido puentes. Ayer mismo, sin ir más lejos, el primer edil mantuvo un encuentro en Valencia con el responsable de Organización de los socialistas valencianos, Alfred Boix, hombre de confianza de Ximo Puig en el «aparato» del PSPV.

El anuncio del primer edil alicantino y el aval de Puig a la operación encierra, en cualquier caso, algunas claves. Por lo pronto, evidencia que la intención de Echávarri es volver a luchar por la Alcaldía en 2019 -el sector crítico es débil ahora mismo en la agrupación socialista para plantar cara- pero a la vez garantiza su respaldo, explicaron estas mismas fuentes, a la figura del presidente de la Generalitat de cara al congreso que los socialistas valencianos tendrán que convocar dentro de unos meses.

En los últimos tiempos se habían desatado las especulaciones sobre un cónclave de confrontación en el PSPV por el malestar que reinaba en la organización, especialmente en Alicante. Y muchos de ellos miraban a Gabriel Echávarri como uno de los promotores de ese movimiento. Con este acuerdo, esa rendija queda completamente cerrada.

La entente facilita que tanto Echávarri en Alicante como Puig en el PSPV intenten promover acuerdos de máxima integración en los órganos de dirección para garantizar una cierta calma interna que permite reconstruir la organización. Paz a cambio de territorios.

El pacto contempla, por tanto, intenta buscar la calma orgánica, evitar las bicefalias uniendo en la medida de lo posible el poder político con el mando del partido y, a su vez, una apuesta decidida por la estabilidad institucional, algo que en este primer año desde las elecciones locales y autonómicas se ha dejado notar en la relación entre el jefe del Consell y el regidor alicantino.