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Puig evita defender a la consellera de Sanidad en las Cortes pero avala al titular de Economía

El presidente pone en marcha el ventilador ante las acusaciones del PP de enchufismo contra Montón

El presidente Puig en la tribuna de las Cortes responde a Isabel Bonig desde la tribuna. efe/m. bruque

La síndica del grupo popular, Isabel Bonig, se quedó ayer en las Cortes sin respuesta del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, a su pregunta sobre los supuestos casos de enchufismo en la conselleria de Sanidad. A 24 horas de las jornadas del Consell en Torrevieja, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, optó por la técnica del ventilador y evitó entrar en una polémica con repercusiones internas en el mestizaje del Ejecutivo y que mantiene con un pie fuera a la número dos de Sanidad, Dolores Salas. Era su última sesión de control antes de periodo estival y el presidente prefirió no mojarse.

Habló de Aznar y de la guerra de Irak, de la financiación irregular del PP, de Rita Barberá, de los gastos suntuosos del anterior Ejecutivo y de la nefasta gestión sanitaria del PP con «recortes, pérdida de derechos y opacidad». «La gestión de PP en la sanidad valenciana se resume en cinco consellers de Sanidad imputados y uno en Picassent», sentenció Ximo Puig ante las acusaciones de Isabel Bonig de nombramientos de «hijas, cuñados y familiares de altos cargos de Compromís» en puestos del departamento de Sanidad.

Como réplica, Puig anunció un plan de estabilidad en este ámbito que no detalló, pero ni una sola mención al escándalo en la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica (Fisabio) por el contrato de la hija de Salas y su ocultamiento a la conselleria y a las Cortes. Desde su escaño, Bonig se quejaba de la falta de respuesta del presidente. En su intervención, tampoco hubo palmada a la espalda a su consellera que fue la encargada de defenderse así misma. Así en las dos repreguntas, fue ella y no la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, quien desde su escaño respondió a los diputados del PP Juan José Zaplana y Maria José Catalá. Incluso cuando esta última preguntó a Puig si pensaba destituir a la consellera, cuestión que se quedó en el aire y sin contestar.

Oltra no intervino

No es una norma escrita, pero es habitual que la vicepresidenta Oltra intervenga en las repreguntas, si bien depende del asunto sobre el que se debate. Ayer la líder de Compromís renunció a este papel y sólo intervino al final de la sesión sobre cuestiones relacionadas con su departamento. En la pregunta sobre los escándalos de Sanidad (la fiscalía también ha abierto una investigación por los enchufes denunciados por el CSIF), tomó la palabra la consellera de Sanidad para defender que forma parte de un gobieno decente que cumple con la legalidad, al tiempo que sacó pecho por su dos medidas estrella: la eliminación del copago farmacéutico a los mayores y la restauración de la sanidad universal.

Al margen de la intervención de Puig (distanciado de Carmen Montón por su apoyo a Pedro Sánchez), la escena evidencia la falta de sintonía entre Oltra y Montón, un desencuentro que ya se visualizó en las jornadas de Morella. Más cariño recibió de Puig el conseller de Economía, Rafa Climent, que está considerado como una de las piezas más débiles de todo el Ejecutivo. Con los cambios en profundidad aplazados hasta después de verano, el jefe del Consell defendió su gestión al subrayar que a pesar de su escaso presupuesto había sabido optimizar los recursos, al tiempo que negó que el conseller tuviera prejuicios ideológicos. La conselleria que dirige el murero Rafa Climent -uno de los dos únicos consellers alicantinos del gobierno- también está en el punto de mira por los roces con la secretaria autonómica Maria José Mira y por el escándalo de la directora general de Economía, Mónica Cucarella, por ocultar al portal de transparencia que era apoderada de una gasolinera denunciada por la Generalitat.

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