Las relaciones entre el PSOE y Compromís, los dos socios de gobierno en la Generalitat, no atraviesan por su mejor momento. Es una evidencia. Ya no sólo por el cruce de acusaciones que la pasada semana mantuvieron en Twitter el alcalde de Alicante, el socialista Gabriel Echávarri, y el portavoz del tripartito, Natxo Bellido (Compromís). Esa batalla dialéctica en las redes sociales agrietó las relaciones entre las dos formaciones y en los dos últimos días la escalada de tensión ha ido in crescendo. Esta vez, los actores han sido distintos. Pero los dos poseen un peso específico en sus respectivas formaciones.

La caja de los truenos la reabrió este pasado jueves el conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz. En una comparecencia pública en Alicante para desgranar el Código de Buen Gobierno que promueve el Consell, el dirigente de Compromís arremetió contra Echávarri... y contra Bellido. «Un cargo público que no hace un uso responsable (de las redes sociales) no debe serlo», zanjó el titular de Transparencia, cuestionado por la guerra de tuits en la capital. En ella, por cierto, Echávarri llegó a emplazar a Bellido a abandonar el equipo de gobierno, pero el portavoz del Ayuntamiento restó hierro a esa petición y pidió consenso.

Pues bien, apenas 24 horas después de que Alcaraz pegara el «rapapolvo» a ambos, el portavoz del PSOE en la capital, Lalo Díez, le replicó con dureza. «Estas declaraciones sólo tienen sentido si las entendemos como una campaña personal para tratar de moverle la silla a Natxo Bellido en su aspiración personal de ser candidato a la Alcaldía de Alicante en las próximas elecciones», sentenció el miembro de la ejecutiva socialista. Y fue más allá. «Las declaraciones de Alcaraz son bastante increíbles y más viniendo de él. Alguien que lleva años criticando al PSOE sin parar y que salió corriendo a Valencia cuando le dieron un cargo y un coche oficial, no nos va a dar lecciones de nada. Si quiere promocionarse, que se dedique a trabajar y a sacar adelante su Conselleria. Aunque sinceramente, a estas alturas y después de un año, está claro que Alcaraz está más preocupado por sus conferencias y artículos de opinión que por la Conselleria».

Díez además le emplazó a aparcar sus diferencias y a trabajar de manera conjunta por el bien de la ciudad: «Cuando venga a Alicante lo que debe hacer como responsable autonómico y miembro de un partido que forma parte del equipo de gobierno municipal es sumar y dejarse los bidones de gasolina en su Conselleria. A pesar de las discrepancias normales en cualquier gobierno compartido, se ha hecho en once meses y sin ruido un trabajo de fondo que ha conseguido que el Ayuntamiento sea inflexible con cualquier actuación ilegal».