Los socialistas valencianos acatarán la decisión que adopte hoy el comité federal de listas del PSOE, que ratificará mañana la dirección que comanda Pedro Sánchez. Pero defenderán hasta el último instante -el plazo para presentar candidaturas acaba el 23 de mayo- su derecho a una alianza territorial con Podemos y Compromís que permita una lista compartida que, según sus cálculos, arrebataría seis senadores en la Comunidad Valenciana al PP. Sin esa Entesa de izquierdas, los socialistas se arriesgan a quedarse sin senadores electos por vez primera en cuarenta años. El líder del PSPV y presidente de la Generalitat, Ximo Puig, mantiene la defensa de una posición política, que está avalada de forma unánime por su ejecutiva, pero que rechaza el líder del PSOE, Pedro Sánchez, con quien el propio Puig ha hablado varias veces por teléfono estos días en tono de alta tensión.

Pero, los socialistas valencianos acatarán la decisión de Ferraz: «No es posible una rebelión, somos el PSOE, no un partido diferente», admiten fuentes socialistas, que intentarán convencer a Madrid y apurarán el plazo. Puig reunió ayer a comer en el Palau de la Generalitat a la lider de Compromís, Mónica Oltra, y al dirigente autonómico de Podemos, Antonio Montiel. Ambos entienden que el jefe del Consell está haciendo un esfuerzo importante ante Ferraz. Es seguro que no será una coalición, pero las fuentes consideran que hay fórmulas por explorar y que posibilidades técnicas para que se perciba una unidad de acción y se pueda recomendar al electorado el voto conjunto al Senado.

Ayer, en las filas socialistas la sensación era de cierto desánimo porque entendían que la dirección de Pedro Sánchez tumbará su propuesta en las próximas horas. La lista compartida que plantean, con tres nombres ya señalados en la papeleta al Senado -uno del PSPV, otro de Compromís y un tercero de Podemos- y que figuraría en el envío de mailing a la ciudadanía la rechaza Ferraz de plano y parece que no hay vuelta atrás. Pese a ello, la intención del PSPV es tratar de convencer a Madrid hasta el último instante con argumentos como que un acuerdo con Podemos es lo que, precisamente, ha buscado Sánchez durante cuatro meses para la formación del Gobierno de España. Los socialistas también han puesto sobre la mesa una movilización de alcaldes y portavoces, más de 200, para fortalecer su posición. El propio Puig resumió ayer en una frase el órdago lanzado en los últimos días. «Nunca dejaré de dar un paso por miedo, eso es cobardía», dijo en las Cortes Valencianas.

En el fondo del debate entre Madrid y Valencia subyace una forma diferente de entender las alianzas e incluso el modelo territorial de España que debería plasmar el Senado y que Puig defiende que tiene que caminar hacia el federalismo. «Hay muchas reticencias en las élites centralistas», admite el secretario general del PSPV. En la propuesta también existe un intento por parte del PSPV de que en Madrid se visualice la existencia de un problema valenciano, básicamente relacionado con la infrafinanciación, con una Entesa en el Senado que, por ejemplo, al tripartito catalán que lideró el PSC durante siete años, le dio buenos resultados hasta convertirse en tercera fuerza en la Cámara Alta con un grupo propio.

Además, la Entesa valenciana también busca llevar el acuerdo del Botànic al Senado, aunque en la capital ha calado que sólo existe un intento de minar la autoridad de Sánchez, un extremo que desde Valencia niegan. En clave de partido, para el PSPV, la Entesa también busca reforzar su autonomía ante Madrid e incluso frente a Compromís, formación que no tiene necesidad de rendir cuentas políticas más allá del territorio valenciano.

Precisamente, en Compromís no quieren que se apague la llama de la opción de lista compartida. Mónica Oltra se muestra esperanzada, aunque admite que es necesario un gran trabajo de pedagogía ante la resistencia de Madrid. Oltra, que ayer aseguró que la intención es explorar otras posibilidades si Ferraz no acepta, asegura que la iniciativa de un acuerdo valenciano no partió de Podemos, sino que es idea de Puig y que lleva meses sobre la mesa.