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Vicent Soler: «Habrá problemas con los impagos si Montoro mantiene el bloqueo»

El conseller alerta de que la situación es «inaguantable» y, por eso, entiende que es momento de plantarse para decir «¡Basta!»

El conseller Soler el pasado jueves, cuando se realizó la entrevista. Fotos de jose navarro

¿Qué se encontró en la caja hace ahora casi un año el nuevo Consell de izquierdas?

Encontramos una deuda de 40.000 millones. Unos presupuestos que ya habían consumido en seis meses el doble del déficit permitido para todo el año. Y sorpresas en la liquidación: 700 millones de gastos que no estaban previstos. Unos eran «pufos» y otros ni siquiera figuraban en el presupuesto. Esto supuso cerrar el año 2016 con el 2,51% de déficit cuando el porcentaje autorizado era del 0,7%. Muchas dificultades en la caja. Y lo que es peor, una administración muy oxidada y con graves problemas para desplegar una política de cambio. A los quince días ya tuvimos que hacer modificaciones de crédito para atender las necesidades más perentorias, por ejemplo, la dependencia; y poner de relieve, aunque aún no fuera nuestro presupuesto, que la prioridad ahora es la política social.

¿Es viable una institución como la Generalitat que gestiona todo el paquete de políticas sociales -Educación, Sanidad y Dependencia- con esa situación y con el actual modelo de financiación?

No. Naturalmente que no. Creo que aquí hay un componente de anticonstitucionalidad del actual modelo de financiación de las comunidades autónomas. La Constitución transfiere a las autonomías tres de los cuatro pilares básicos del Estado del Bienestar: la Sanidad, la Educación y la Política Social. A los que yo añado dos más como son la vivienda además de los medios de la Justicia, con inversiones que llevan años sin realizar y que dificultan la labor de jueces y fiscales. Es inaplazable y urgente un cambio del sistema de financiación autonómica que atienda los principios constitucionales de suficiencia y equidad.

Cataluña dice que «España le roba». La Comunidad Valenciana está todavía peor financiada...

No se trata de robar. De lo que se trata es que Madrid reparta bien el dinero de todos. Y el actual ministro, Cristóbal Montoro, se está comportando en este asunto como juez y parte. Lo primero que ha decidido es no cambiar el sistema de financiación cuando era un compromiso electoral de Rajoy y cuando el actual modelo, con diferencias de ingresos por habitante de hasta un 30% entre unas comunidades y otras, estaba ya caducado desde 2014. Y la Comunidad, junto a Murcia, es la que se encuentra en una peor situación. Todo eso hace que nuestra legitimidad para pedir un cambio del modelo de financiación sea clarísima.

Ahora les han relajado el déficit para 2016 y podrán gastar 400 millones más de lo previsto...

Cierto. Pero Montoro en lugar de repartir con lógica los techos de déficit, lo que hace es atribuir al Estado unos márgenes de gasto amplísimos cuando apenas ha realizado ajustes en comparación a lo que gestionamos las autonomías. ¿Y por qué ese porcentaje y no otro cuando, por ejemplo, la Comunidad ha ejecutado recortes del 18,5% -más de cinco puntos por encima de la media- durante los años de la crisis? Esa es la pregunta. El ministro interpreta la ley a su manera. Si lo hubiera hecho de otras maneras, ahora no tendríamos todos estos problemas.

¿Quiere decir que Montoro nos intenta tirar por la borda?

Hay un proceso doble: recentralización y erosión del Estado del Bienestar en tanto que las autonomías son las que lo gestionan. Con menos financiación, por tanto, se recorta la autonomía política y las políticas sociales. Y, además, en el caso de la Comunidad hay otra cosa: siempre hemos recibido menos que la media y, por tanto, también gastamos menos que el resto. Montoro, por tanto, miente cuando dice que somos malgastadores.

Esa es la imagen de nosotros que hay en el resto de España...

Es verdad que, política y moralmente, cuando llega poco dinero es más sagrado aún y hay que usarlo, además, con un retorno social y económico. El anterior Consell no lo repartía adecuadamente con inversiones que no tenían ningún retorno. Pero también es verdad que llegaba poco dinero. Cuando surge un gobierno con más sensibilidad social, ¿qué hacemos? Reordenar las prioridades. Y eso no es neutral. Eso hace subir la calidad de nuestra política social para acercarla a la media de España. Pero siempre es a costa de algo. ¿De qué? De otras políticas. Casi no tenemos obra nueva, políticas industriales, de cambio de modelo productivo... que son cosas muy importantes. Nuestro tejido productivo, de pequeñas y medianas empresas, sin la ayuda de la Generalitat lo va a tener más difícil. Es imprescindible. Y ahora mismo no tenemos dinero suficiente.

Ni lo vamos a tener, al menos de momento. ¿Qué piensan hacer mientras cambia la financiación?

Hay tres escenarios. El primero es que el nuevo gobierno de Madrid, aunque sólo tenga un semestre, apruebe el nuevo modelo con carácter retroactivo a 1 de enero, lo que permitiría cubrir las necesidades de todo el ejercicio para, como mínimo y después de tantos años, estar en la media. Segundo escenario. No tenemos un acuerdo para cambiar el sistema y las tres o cuatro comunidades que estamos peor, recibimos un tratamiento para poder salir adelante. Y el tercero, que es el que no me gusta y me resisto a tomar en consideración a pesar de que posiblemente es el que tendremos que aceptar, es el de una nueva desviación del déficit autorizado que tendría que ser cubierto con una aportación extraordinaria del Fondo de Liquidez Autonómica (FLA).

Pero ese Fondo de Liquidez -eufemismo que se usa en Madrid para evitar hablar del rescate a las autonomías- es pan para hoy y hambre para mañana?

El Fondo de Liquidez Autonómica es un chantaje y una estafa. Es el dinero que nos envía el Gobierno de Madrid a través de préstamos y que, en realidad, deberían generarse a través de los ingresos ordinarios del sistema de financiación. Es una situación anómala que engorda día a día la bola de la deuda y que nos deja en manos de Montoro. Es dinero que se ingresa en las arcas autonómicas cuando el ministro quiere. Esto es inadmisible. Es un reparto arbitrario que erosiona las políticas sociales y a los gobiernos autonómicos. Y la Comunidad también es Estado. Igual, como mínimo, que el Gobierno central. Nuestros ciudadanos están más pendientes de la gestión de las competencias autonómicas que de las que tiene Madrid, excepto la Seguridad Social. Por tanto, el que no es sensible a la situación de los gobiernos autonómicos, no tiene sensibilidad con los problemas de los ciudadanos. Y Montoro no la tiene cuando, por ejemplo, reparte el déficit dando más cancha a las competencias del Estado que a las nuestras. Pero, además, la situación de la Comunidad , la de Murcia, la de Baleares o la de Cataluña es mucho peor. Y tratarnos a todos por igual cuando partimos de situaciones tan diferentes tampoco nos parece correcto, como avala la Autoridad Fiscal, un órgano que, en su día, impulsó Bruselas.

¿Qué modelo pondría encima de la mesa la Comunidad Valenciana para la nueva financiación?

El modelo que hemos presentado ya al Ministerio de Hacienda quiere evitar entrar en la trampa que supone darnos de codazos entre las comunidades. Proponemos que haya un fondo dedicado a cubrir los servicios básicos -Sanidad, Educación y Políticas Sociales- que asegure que la financiación por población ajustada es similar en toda España. Eso resolvería el 80% de las cantidades que necesitan las arcas autonómicas. Nosotros también pedimos un fondo de reserva para que los servicios tengan que amoldarse a los ciclos fiscales. Se alimentaría cuando hay superávit y nutriría cuando la situación fuera peor. No podemos cerrar escuelas y hospitales en función de la situación económica y de que caigan los ingresos públicos. Eso nos daría estabilidad. El resto de competencias tienen que ver con los recursos asignados para otras políticas que cada comunidad tendría que gestionar según su situación. Por ejemplo, yo considero esencial para nosotros potenciar la política industrial.

Vamos a lo concreto. ¿Cuánto dinero le tendría que llegar a la Comunidad con ese cambio de modelo de la financiación?

Para mantener los servicios sin reducir los gastos al nivel del año pasado, nosotros hemos puesto 1.300 millones por encima del déficit del 0,3% que nos permitía Montoro. Ahora serían 900 tras elevar ese techo el ministro al 0,7%. Para estar en la media tendrían que llegar anualmente 2.400 millones más de los que ahora recibimos. Y para compensar el déficit histórico que sufre esta Comunidad, la cifra no baja de 4.000 millones al año. Ya no podemos hablar, por tanto, del pastel segmentado de las autonomías sino de toda la tarta de los ingresos. El 90% de los impuestos de los ciudadanos son recaudados por la administración central, que los distribuye en función de lo que considera el ministro de turno. De hecho, Montoro hace unos días amenazó con pagar directamente a los proveedores desde Madrid. ¿Con qué dinero? Con el nuestro. Con el de los valencianos. Como el Ministro de Hacienda tiene el dinero es el que, al final, decide.

No parece que la financiación se vaya a arreglar ya. ¿Qué escenario prevé entonces para cerrar 2016?

Por ahora, mientras Montoro actué como está actuando, el mismo que durante 2012, 2013, 2014...

Es decir un importante desfase del déficit previsto y que nos tengan controlados con el rescate que supone los préstamos del Fondo de Liquidez Autonómica...

Sí. Como hasta ahora. No es nada nuevo. Las desviaciones de déficit se cubren con el Fondo de Liquidez extraordinario que el Ministro de Hacienda dispone cuando cree conveniente como ocurrió el año pasado. En estos momentos, ya necesitamos una aportación para poder hacer frente al déficit de 2015, que aún sin embargo no se nos ha enviado.

¿Y vamos a recortar más tal y como reclama Montoro?

Nuestra voluntad es no hacerlo. Pero Montoro tiene la sartén por el mango. El Gobierno tiene acceso a los mercados financieros y dispone de nuestros ingresos. Y al tener esa posición de fuerza dice cosas que preocupan. Por ejemplo, el ministro nos ha dicho que si no hacemos el plan de ajuste que quiere, con su interpretación unilateral de la Ley de Estabilidad Presupuestaria y de las directrices de Bruselas, no enviará el dinero del Fondo de Liquidez. ¿Qué pasa si eso ocurre? Tendremos una crisis de tesorería y no podremos pagar a los proveedores. ¿Y qué dice Montoro? Yo pagaré desde Madrid. ¿Con qué dinero? Con el de los valencianos o con el que consigue en los mercados a los que nosotros no podemos acceder. Es un juego. Hace una lectura capciosa de la ley.

Eso le obliga a recortar para tener liquidez. Insisto: ¿De dónde piensa sacar el dinero?

Yo estoy luchando que llegue el Fondo de Liquidez porque no quiero que se produzca una crisis de tesorería. Si llegamos a ese punto tendremos que decidir qué hacer. Decidir si la prioridad es pagar a las empresas pequeñas y si pactamos con las grandes. Pero como no quiero eso, tiene que llegar ese fondo. Y para eso el ministro nos pide más recortes. ¿Cuánto? Estamos en plenas negociaciones. Tenemos diferencias sobre la cantidad y sobre las partidas a recortar. Montoro habla de 170 millones y la Generalitat de 78. El ministro no hace ascos a cualquier tipo de ajuste mientras que nosotros rechazamos de plano todos los recorte que tengan que ver con los servicios sociales básicos.

Entrevista al conseller Vicent Soler

Entrevista al conseller Vicent Soler

¿De continuar este bloqueo estaríamos a las puertas de una nueva crisis de impagos?

La responsabilidad del ministro, estoy convencido, no llegaría a ese punto. Sabe que estamos infrafinanciados. Y sabe que el recurso al Fondo de Liquidez Autonómica tiene que ver con un sistema de financiación que no ha cambiado. Montoro y Rajoy son los principales responsables de que estemos ahora pendientes de un fondo que, si no viene, crearía ese problema en el pago a proveedores. Todo depende de si llega el Fondo de Liquidez o no. Y si no tenemos ese dinero, habrá problemas con los pagos. Obviamente. Por eso, el ministro tiene que dar una solución. De lo contrario, habrá dificultades. Y lo más grave es que lo sabe. Montoro debe ser consciente de que la autonomía peor financiada de toda España no puede hacer más recortes. Y si nos pide más sacrificios, allá con su conciencia.

¿Mantiene este Consell la reivindicación de los 16.000 millones de la «deuda histórica»?

Hay que reclamar ese déficit que se ha generado producto de la infrafinanciación y que se le puede llamar «deuda histórica» . No es, en ningún caso, la deuda acumulada por el mal uso de los recursos públicos con ejemplos como la Ciudad de la Luz, Terra Mítica, la Ciutat de les Arts, el aeropuerto de Castellón... y que ha tenido consecuencias terribles para los bolsillos de los valencianos. De ese mal gobierno, es muy duro, nos tenemos que hacer cargo en tanto que la gente que tomó esas decisiones fue elegida democráticamente en las urnas. Lo otro, que como usted dice no serán menos de 16.000 millones, debe asumirlo el Estado español por el déficit del sistema. De eso no nos podemos hacer cargo. Ni pensarlo. Pero además está el tema de las infraestructuras promovidas por el Gobierno, que siempre ha tenido una actitud impresentable con el territorio valenciano. El Corredor Mediterráneo ya estaba en el primer informe elaborado por el Banco Mundial en 1963. ¿En qué año estamos? Se han hecho autovías por las que no circula nadie, AVEs que no van a ningún sitio... sin embargo, esa obra prioritaria no se ha hecho. ¿Será porque no pasa por Madrid? No hay razones. Y encima no podemos suplir ese déficit de infraestructuras con nuestros recursos por la infrafinanciación. Así que estamos doblemente castigados. Lo único que podemos hacer es poner sobre la mesa que somos cinco millones de ciudadanos y decir: «Prou!!!». Esto no puede continuar así. Todos los ciudadanos tenemos unos derechos constitucionales de equidad y suficiencia. Y aquí no se cumple la Constitución.

¿Y qué vías quedan para saldar toda esa «deuda histórica»?

Negociar...

Hay autonomías a las que el Gobierno sí les quiere abonar esa «deuda histórica»...

Hasta ahora no se había pedido. Y lo hacemos con el respaldo de toda la sociedad valenciana. Nunca como ahora, la Comunidad, desde Vinaròs a Pilar de la Horadada, se había mostrado tan sensible con esta reclamación. No es un problema de números. Es un problema de prestación de servicios y de infraestructuras básicas. Puedo levantar la voz en los Consejos de Política Fiscal y no me siento solo.

¿Estamos hablando, pues, de una sensibilidad de los gobiernos?

Es evidente que este mensaje ha calado. Hemos hecho una buena labor de pedagogía. Dicho esto, estoy convencido de que ningún gobierno, sea del color que sea, puede mantener esta situación. Están obligados a resolverlo: es inaguantable.

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