Con Josep Torrent se va una parte importante del periodismo político valenciano de la Transición, de esos tiempos, cada vez más lejanos, en los que reporteros y diputados, concejales, consellers y demás fauna electoral pisaban a diario las mismas moquetas y pasillos y fraguaban relaciones que iban, no siempre„ mucho más allá de lo profesional. Josep Torrent (l´Eliana, 1953) ha fallecido esta pasada noche después de meses de lucha contra la enfermedad.

Con Pep Torrent, el Xino, para amigos y gentes de la profesión, se va uno de los miembros de esa generación a la que le tocó ensayar y construir nuevas formas de hacer periodismo tras el fin de la dictadura y la instauración del nuevo poder autonómico.

La muerte de Torrent se produce precisamente un año después de la de su viejo compañero de tertulias y aventuras periodísticas, José Vicente Aleixandre. La carrera de ambos ha estado ligada durante muchos años a Levante-EMV y ambos han sido carne literaria en manos de Ferran Torrent, quien retrata algo de ese ambiente de charlas cáusticas en largas sobremesas en su última novela. Además en el último año antes de su enfermedad había vuelto a las páginas de INFORMACIÓN donde publicaba cada semana su crónica política.

«Como si lo fuera», respondía Pep cuando por la coincidencia de apellidos y la transmisión de los libros a la vida real, algún joven en la redacción lo consideraba hermano del autor de «No emprenyeu el comissari».

Detrás de sus inseparables lentes, con sus ojos pequeños y su característico tono de voz, que hacía indescifrable en ocasiones el torrente de palabras que salía tras la barba de varios días, la especialidad de Torrent era observar con un punto de sabia distancia y prudencia lo que se cocía en los infiernillos institucionales.

Periodismo y política, por ese orden, fueron los pilares de su vida profesional. Tras una legislatura (1979-1983) como concejal socialista en l´Eliana, abandonó la militancia para sumergirse de lleno en la tinta de los papeles de prensa.

Empezó en el semanario de ocio Qué y Dónde y pasó luego por Diario de Valencia y Noticias al Día para incorporarse después a Levante-EMV, donde se ocupó de la sección de política del diario desde el cargo de subdirector.

En 1997 pasó a ser el delegado en la Comunitat Valenciana de El País, cargo en el que permaneció hasta septiembre de 2014, poco antes del desmantelamiento de la delegación por la crisis y la elevada deuda de la empresa.

Torrent se alejó entonces del frenesí de la redacción, pero no del periodismo. Su voz continuó como una de las más valiosas medidas de peso de la actividad política valenciana. La dejó escuchar a través de las colaboraciones semanales que empezó a publicar, de nuevo, en Levante-EMV todos los domingos hasta que la enfermedad le impidió ponerse a las teclas.

Tras el cambio político en el Palau de la Generalitat, aceptó el puesto de director general de Análisis y Prospectivas, un departamento ligado a Presidencia de la Generalitat en el que analizar sondeos políticos y pergeñar estrategias de acción del Consell. La misma enfermedad, no obstante, le impidió incluso hacerse cargo del nuevo cometido. Con Torrent se va un referente de una profesión que él vio transformarse sin derecho al pesimismo.