Corbata roja, traje oscuro, antes de lo previsto y con el hacha de guerra contra el gobierno «a la valenciana». Así llegó ayer al Museo Arqueológico Provincial de Alicante (Marq) el presidente en funciones del Gobierno de España, Mariano Rajoy, cuya función teórica era clausurar el comité de parlamentarios autonómicos que se celebraba en Alicante, pero que en la práctica sirvió para arrancar la precampaña electoral con mensajes contra los tripartitos, la tasa turística propuesta por el Consell y una férrea defensa de la concertada.

Mariano Rajoy cargó contra la ecotasa prevista por el gobierno autonómico de Ximo Puig, que prevé aplicar un impuesto por pernoctaciones en el marco de la reforma tributaria regional. Tildó la medida de «disparate» y dijo que se trata de un error que ya se había cometido «por otros» y que el PP se había encargado de corregir. Recalcó que la provincia es una de las que «más futuro» tiene al contar con una «sociedad civil de primer orden que genera riqueza y empleo», por lo que «no hay que molestarla» con estas medidas impositivas y añadió que Alicante «lidera el crecimiento y el empleo con 4.000 nuevas empresas» abiertas en el último año.

La clausura del acto de los populares dio de sí para que Rajoy realizara una férrea defensa de la educación concertada y la libre elección de centro después de que el gobierno de Ximo Puig haya metido en el mismo saco a los centros concertados y a los públicos a la hora de elegir plaza escolar. «El PSOE y Podemos atacan con sus medidas la libertad de padres, profesores y adolescentes», señaló Rajoy, quien indicó también que en materia educativa le parece un «error» que se supriman las clases de inglés en los colegios «para poner idiomas muy respetables españoles». Con una actitud electoral evidente prometió un incremento en la partida de becas y lograr en toda España en cinco años «la mochila digital hasta Bachillerato».

Volvió a prometer medidas de conciliación laboral con el fomento del «teletrabajo» y el fin de la jornada laboral a las 18.00 horas. Cuatro meses después de llegar al gobierno de esta fallida legislatura, y como si de unas segundas nupcias se tratase, el presidente en funciones volvió a casarse con la creación de empleo -450.000 puestos de trabajo, dijo, quiere crear en 2016-, con la defensa de la unidad nacional «frente a los separatistas» y consigo mismo, ya que aplaudió su papel de mirar desde la barrera «el espectáculo y ocurrencias de otros» en sus intentos de llegar a pactos. «Si alguien quiere continuar la farsa y la comedia de enredo, que no cuente con nosotros», subrayó.

Nuevos políticos

En este sentido, y justificando así su posición de inmovilismo para buscar fórmulas de gobierno -rechazó la petición del Rey antes de que el monarca se lo pidiera a Pedro Sánchez- dijo que estos cuatro meses han servido «para conocer a los nuevos políticos, a los que ahora por fortuna se les puede juzgar», lanzando así un llamamiento al electorado decepcionado. «Es mucho mejor para España repetir elecciones que un gobierno a la valenciana», opinó, en alusión a los líderes de Podemos y Ciudadanos. En cuanto al candidato del PSOE, Pedro Sánchez, le llamó «sectario de colosales proporciones» por «pretender cambiar medidas del PP que han funcionado».

Y entre tanta promesa repetida, críticas a los nuevos partidos, méritos autoproclamados y pulso a las posturas progresistas, ni mu de la corrupción. Rajoy no pareció acordarse en ningún momento de que ayer visitaba «la terreta» del caso Brugal, de los presuntos amaños del Plan General de Alicante, de la oscura adjudicación del vertedero de basuras de la Vega Baja, de las supuestas irregularidades en la tramitación del Plan Rabasa o la misma «terreta» que compraba el empresario Enrique Ortiz, quien confesó recientemente ante el juez de la Mata que financió ilegalmente al PP durante los comicios de 2007 y 2008. Por este caso, el exsecretario general del PP en la Comunidad Valenciana, Ricardo Costa, ha solicitado la declaración como testigos de Rajoy y de la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, al argumentar Costa que todos los asuntos ligados a la financiación del partido eran responsabilidad de Génova. Rajoy pasó por alto todos estos frentes que su partido tiene abiertos en los juzgados, no solo de la provincia, sino de toda la Comunidad.

Por su parte, el papel de Cospedal, que ayer se encargó de inaugurar el acto del PP en el Marq, consistió en reafirmar a Rajoy como líder del PP y en justificar su inacción para formar gobierno. «Nosotros no entramos en teatros ni cambalaches de esos», señaló, y culpó directamente a Pedro Sánchez del fracaso de la legislatura «al no querer dialogar con un partido al que han votado más de siete millones de personas». Dijo que es momento «de serenidad, fortaleza, tranquilidad y de esperanza de un gobierno estable», y de «reafirmar al partido en sus valores y en su candidato».

También cargó tintas Cospedal contra los tripartitos en el mismo tono que Rajoy y que el presidente provincial del PP, José Císcar, quien intervino atacando los pactos de izquierdas con ironía y diciendo que «el pacto PSPV-PSOE, Compromís y Podemos se va a estudiar en las facultades de Ciencias Políticas de España y el mundo».

El presidente del Partido Popular provincial aseguró que Mariano Rajoy tiene «muy presente Alicante» y que ha visitado más la provincia en los últimos siete meses que la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra, de Compromís.