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La tensión entre el Consell y la Diputación deteriora la relación entre Puig y Sánchez

Los presidentes de la Generalitat y de la institución provincial exhiben de nuevo sus diferencias en un acto en Alicante, al que ambos asistieron pero en el que no coincidieron

Una distancia que, en lugar de reducirse, cada día se hace más profunda. El jefe del Consell, Ximo Puig (PSOE), y el presidente de la Diputación, César Sánchez (PP), volvieron ayer a exhibir sus enormes diferencias en un acto empresarial en la ciudad de Alicante. Ambos dirigentes acudieron a una jornada sobre sociedad digital, organizada por Telefónica. Tanto Puig como Sánchez se dejaron ver por el Auditorio Provincial de Alicante (ADDA), aunque no coincidieron, ya que el presidente de la Diputación y el alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, se marcharon del ADDA antes de que apareciese el jefe del Consell, que llegó directo desde Vila-real. Eso sí, que ambos dirigentes no se vieran las caras ayer en Alicante no significó que no se cruzaran mensajes. Lo hicieron un día después de que Puig volviera a reunirse con el presidente de la Diputación de Valencia, el socialista Jorge Rodríguez, un encuentro -como los celebrados también con el dirigente de la institución provincial de Castellón, Javier Moliner (PP)- que se han sucedido en los últimos meses, y que chocan con la evidente distancia exhibida entre Puig y Sánchez, que aún no se han reunido a solas ni en Valencia ni tampoco en la ciudad de Alicante.

El primero en abrir la veda fue el presidente de la Diputación, quien cargó con dureza contra su homólogo en la Generalitat por «dar de lado» a la institución que dirige y a la provincia de Alicante en su conjunto. El popular acusó al líder socialista de reunirse «a diestro y siniestro con todo el mundo» excepto con él, a pesar de que, según recordó, ya le solicitó una cita hace más de medio año sin que haya recibido respuesta. Sánchez se refiere a la carta que la Diputación envió a mediados de septiembre a la Generalitat para solicitar una cita con Puig. Una misiva, según fuentes de la institución provincial, que nunca tuvo contestación desde Valencia y que hoy habría que modificar porque «ya hay otros asuntos más sobre la mesa». Por aquel entonces, la Diputación de Alicante quería hablar sobre la dirección del Puerto, la zona franca o la defensa del Tajo-Segura, mientras que los asuntos a tratar aumentarían ahora con los polémicos decretos de turismo y deporte o las inversiones públicas.

Sánchez, sabedor de que minutos después de sus declaraciones Puig también estaría presente en el ADDA, no bajó los brazos y avivó el enfrentamiento que libra con el Consell desde su toma de posesión. Para el dirigente provincial, el silencio de Puig se puede deber a una forma distinta de ver la política, introduciendo en sus palabras la polémica por los decretos que suponen un control de las políticas turísticas por parte del Consell: «Seguro que tiene mucho que ver con la idea muy diferente que tenemos de la Comunidad. Yo creo en una Comunidad diversa, respetuosa, con sus singularidades, y en la que las tres provincias vertebren un mismo territorio. Con imposiciones, decretos y falta de diálogo, lo único que se hace es un flaco favor al futuro». Pero el ataque de Sánchez no se quedó ahí, sino que continuó con las agendas del propio presidente y de sus consellers: «Puig no está siendo el presidente de todos los valencianos, está dejando de lado a los alicantinos. Lo demuestran las agendas de los miembros del Consell», aseguró el dirigente provincial, para quien la Generalitat ofrece «poco cariño» a la provincia de Alicante: «Tenemos poca iniciativa del Consell, pocas inversiones, mucha usurpación de la autonomía de municipios y Diputación, y poco cariño y visitas de los consellers».

Poco después de que César Sánchez -al igual que Gabriel Echávarri- abandonase el ADDA, el presidente de la Generalitat hizo acto de presencia, eso sí con unos minutos de retraso según el horario previsto. Antes de acceder el auditorio para participar en la jornada sobre sociedad digital, Puig respondió una por una a las palabras del dirigente provincial. El dirigente socialista puso en duda de la existencia de la carta de la Diputación que reclamaba una reunión con el propio Puig. «No me consta, pero hace muy poco compartí una misa con él [en Santa Faz] y no me dijo que tuviera ninguna urgencia en hablar. Cualquiera que quiere, habla conmigo», aseguró el presidente de la Generalitat, quien invitó a Sánchez a llamarle por teléfono. «Esa es la normalidad», añadió Puig, quien criticó las formas de Sánchez: «Yo estoy para trabajar por los ciudadanos, no para hacer política espectáculo». Y es que «esa guerra» -a su parecer- no le «interesa».

Respecto a la acusación de vivir de espaldas a Alicante, Puig recordó que en los últimos días se ha reunido con los alcaldes de Alcoy (PSOE) y Orihuela (PP). «Estas cosas son unas disputas estériles, absurdas, ridículas y del pasado», apuntó el jefe del Consell, quien volvió a asegurar que la Generalitat no llevará a cabo los recortes, por un valor aproximado de 1.000 millones, que otra vez exige Hacienda. «Entiendo que hay que cumplir con el déficit, pero ahora es imposible», concluyó Puig.

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