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Las decisiones de Génova ponen en jaque al PP de la Comunidad

«Si Madrid dice que me he equivocado, me voy», amenaza Isabel Bonig

Isabel Bonig y Eva Ortiz, durante su comparecencia de ayer en las Cortes Valencianas. efe

Los últimos movimientos de Génova están poniendo en cuestión la autoridad de la cúpula del PP en la Comunidad, encabezada por Isabel Bonig y que, de momento, se mantiene unida alrededor de la figura de la que fuera consellera de Infraestructuras con Alberto Fabra. Las dudas sobre el congreso regional extraordinario solicitado y la celebración de primarias; o la «tibieza» de Madrid con la resolución de la crisis en la ciudad de Valencia han derivado en un «ninguneo» a la dirección regional del PP y han alimentado el enfado de cargos populares. «Si Madrid dice que me he equivocado, me marcho», retó ayer Isabel Bonig durante una comparecencia en las Cortes en la que aseguró, en todo caso, que no se siente a día de hoy desautorizada por Madrid.

Ninguno de los gestos de la cúpula nacional del PP caminan en la dirección que está marcando Bonig con el visto bueno de todos los barones provinciales, incluyendo el aval del alicantino José Císcar. Una situación que entre los populares de la provincia atribuyen a la «brecha generacional» entre el partido que aún lidera Mariano Rajoy y el que «toca» a la puerta con dirigentes como Pablo Casado, Fernando Martínez Maíllo, Andrea Levy y con líderes territoriales como Cristina Cifuentes o la propia Bonig. De momento, sin embargo, el congreso regional que pide el PP de la Comunidad, más allá de una declaración de intenciones, sigue sin fecha y con resistencias como la del diputado por Alicante y Ministro de Asuntos Exteriores en funciones, José Manuel García-Margallo, que también rechaza uno de los cambios sustanciales que la cúpula popular quiere introducir: la elección por primarias de las candidaturas para las diferentes citas con las urnas -hasta ahora designadas «a dedo»- y de los líderes de las ejecutivas.

Encima, además, las decisiones de Madrid sobre la crisis del PP en la ciudad de Valencia, como admiten los mandatarios populares, están marcadas por la tibieza. Los ediles «puentearon» a Bonig y arrancaron un pacto a Génova para continuar dentro del grupo municipal en calidad de independientes, un movimiento que no ha gustado a los dirigentes populares en la Comunidad. La propia presidenta regional del PP, durante una comparecencia en las Cortes junto a Eva Ortiz, se mostró convencida de que al final los concejales imputados por la «Operación Taula» -nueve de los diez del PP en Valencia- «cumplirán con su palabra» y se marcharán.

Pese a la laxitud de la cúpula nacional popular, Bonig aseguró sentirse «total y absolutamente respaldada» por Génova en su decisión de exigir a esos nueve ediles su acta. De hecho, recalcó que la dirección regional ha puesto en todo momento encima de la mesa la misma postura, «coordinada siempre con Génova» y agregó en una carga de profundidad que sonó a amenaza: «¿Alguien ha dicho públicamente que no se les pida el acta o que la señora Bonig se ha equivocado? El día que lo digan yo me marcho, así de claro». Un reto de la presidenta del PP en la Comunidad Valenciana que acaba echando más leña al fuego a la crítica situación de los populares, envueltos en una crisis que apunta a una larga duración.

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