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«No es momento de congreso del PPCV. Vamos a unas generales»

García-Margallo ve «inconvenientes y ventajas» en unas posibles primarias en el PP. DAVID REVENGA

Parece recurrente preguntarle por asuntos de corrupción en el PP de la Comunidad Valenciana. ¿Debe renunciar a su escaño en el Senado Rita Barberá?

Es una decisión absolutamente personal de ella. Más allá de la interpretación que haga cada uno, la situación es que hay un procedimiento judicial en marcha en el que Rita Barberá no es investigada, antes imputada, en el que ha dicho que ella va a colaborar voluntariamente, y hay un expediente informativo abierto por el partido. Vamos a esperar a que se resuelvan los dos temas antes de emitir un juicio definitivo sobre lo que ocurre.

¿Un congreso extraordinario ayudaría a resolver la situación de bloqueo de los populares en esta Comunidad?

No es el momento. Estamos, probablemente, en vísperas de unas elecciones el 26 de junio y yo en esto, como estudié en los jesuitas, soy ignaciano: En tiempos de de destemplanza, no hacer mudanza. Lo que hay que hacer ahora es preparar las elecciones e intentar conseguir el mejor resultado posible y hacer un gobierno que resuelva las necesidades de los españoles. Después de eso, es obvio que tenemos que revisar nuestros comportamientos, estructuras y forma de actuar. Hemos sufrido en España y en esta Comunidad por dos cosas: las consecuencias de la crisis y la corrupción. Cuando hay una crisis y se piden esfuerzos a la población, hay una tendencia general a castigar a quienes han tenido que gestionar la crisis. Eso ha ocurrido siempre y en todo lugar: en Europa tras la crisis de 1929 y en 2007. Hay desafección a quien ha gestionado la crisis. En Europa está Syriza, el Cinco Estrellas, el Frente Nacional Francés, Alternativa por Alemania. Y también está Donald Trump, que no sería explicable en Estados Unidos sin Lehman Brothers.

¿Y en cuanto a los efectos de la corrupción en su partido?

Si a los ajustes se les une el coste de la corrupción, el cóctel es mortal. Cuando usted está pidiendo esfuerzos y, al mismo tiempo, hay alguien que está robando de las arcas públicas, es obvio que se produce una desafección y un desapego total hacia los partidos en los que se producen esos acontecimientos. Ningún gobierno ha tomado tantas medidas para dificultar la corrupción, ni ha perseguido con tanta energía la corrupción, incluso en nuestras propias filas. Pero la opinión pública considera que eso es insuficiente.

¿Qué más se puede hacer para que la gente se crea el discurso oficial de que los políticos combaten la corrupción?

Esto hay que erradicarlo. El siguiente paso es formar un consejo de sabios compuesto por expertos en las distintas disciplinas -ética, fiscales,...- e independientes. Que redacten un código de buenas prácticas y buena conducta. Que la parte que se pueda se incorpore a la Ley de Partidos y la que no, a los estatutos de cada partido. Y esto debe completarse con otro consejo de hombres buenos, también independientes, que auditen las cuentas, hagan un escrutinio de las personas que van en las listas y a los que puedas dirigirte cuando te sientas objeto de una acusación infundada. Hay que acabar con la corrupción porque deteriora la «marca España», que tantos esfuerzos nos ha costado, desmoraliza a la sociedad porque rompe el contrato social y nos hace consumir una enorme energía. Y hay un daño colateral: cada vez es más difícil que la gente se incorpore a la política. Entrar en política a dedicar muchas horas y hacer sacrificios económicos respecto a la posición que podías encontrar fuera para, encima, ser objeto de un clima de sospecha generalizada empieza a ser difícil de asumir.

En el PP regional se apuesta cada vez más por las primarias para elegir a los dirigentes. ¿Lo comparte?

No tengo juicios absolutos. Si las primarias suponen que los militantes se sientan más implicados, me parece bien. Pero hay un fenómeno que ahora se puede observar en EEUU. Las primarias tienen un efecto perverso. Los candidatos republicanos tienen que volcarse extraordinariamente hacia la derecha para lograr la nominación. Trump y Ted Cruz han hecho un gran esfuerzo para atraerse los votos del «tea party». Una vez nominado el candidato, tendrá que hacer otro gran esfuerzo para volverse al centro. Eso es muy complicado. Las primarias no son el bálsamo de Fierabrás. Tienen ventajas e inconvenientes.

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