Una parte del Grupo Popular del Senado recibió ayer tarde a la exalcaldesa de Valencia Rita Barberá con incomodidad tras el nuevo paso judicial en el caso Imelsa entorno a ella y la conferencia de prensa que la senadora ofreció desde Valencia por la mañana, en la que rechazó de nuevo dimitir y volvió a defender su inocencia.

El vicepresidente primero del Senado, Pedro Sanz, aseguró públicamente que el grupo recibiría con «cariño y humanidad» a la exalcaldesa porque las relaciones personales están por encima de sus circunstancias, pero distintos senadores populares no ocultaron su malestar.

Uno de ellos aseguró que asumen con «incomodidad» la presencia de Rita Barberá y que la senadora debería haber dado un paso atrás hace ya tiempo, pero especialmente después de haberse levantado parcialmente el secreto del sumario del caso Imelsa, la invitación a que declare voluntariamente ante el juez y del escrito de la fiscalía, que ve «indicios suficientes de la participación» de Barberá en el supuesto blanqueo de capitales por el PP de Valencia.

Estas mismas fuentes no entienden que no renuncie al cargo cuando probablemente su carrera política está ya concluida y cuando favorecería a la imagen del partido que quien tenga cualquier relación con una investigación sobre corrupción, se aparte.

Pese a protagonizar Barberá buena parte de las conversaciones de ayer en los pasillos del Senado, la situación de la exalcaldesa no se mencionó en la reunión del Grupo Popular previa al Pleno, en la que se repasaron asuntos de trámite. Preguntados varios senadores si la situación de Barberá se había comentado, dos de ellos contestaron que no entre risas irónicas. Otro miembro del grupo lamentó además que la presencia o ausencia de la exalcaldesa ocultaría cualquier otro debate de los que se mantuvieron en el Pleno.