Quince días después de su última comparecencia, la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, se presentó ayer de nuevo ante la prensa de Valencia y en el pleno del Senado, en Madrid. «No me quiero esconder», dijo al llegar a la Cámara Alta. Espoleada por el levantamiento del secreto del sumario en la trama de los 1.000 euros y la supuesta «ausencia de pruebas», Barberá ha cambiado su estrategia y acepta el ofrecimiento del juez instructor de prestar declaración voluntaria. No se plantea, sin embargo, dimitir como senadora, pues independientemente de las líneas rojas que marque el PP regional, lo que manda, según Barberá, son los estatutos, y ahí la línea roja es la apertura de juicio oral, no la imputación. Asegura incluso que los concejales de Valencia deben hacer lo mismo.

Ante decenas de cámaras y periodistas, en la sede del PP de la calle Quart y sola «por voluntad propia», la exalcaldesa empezó por asegurar que en el sumario de la trama de los 1.000 euros (pieza separada del caso Imelsa) «no hay nada nuevo distinto de las filtraciones que se han publicados en los últimos dos meses».

Sólo hay una cosa diferente, dijo, y es el ofrecimiento que hace el juez a ella y al diputado de las Corts Valencianes Miguel Domínguez para que presten declaración voluntaria, sin interrogatorio, antes de enviar al Tribunal Supremo una exposición detallada del proceso para que el alto tribunal lo asuma.

«Agradezco a su señoría este ofrecimiento y lo acepto», dijo, como acepta colaborar con la justicia para manifestar «toda la verdad que yo conozco»: «No he contribuido al blanqueo de dinero, ni he ordenado blanqueo de dinero ni he conocido que hubiera caja B o dinero negro, porque ningún dinero negro proviene de mi», dijo.

Ridículo hablar de financiación

Es más, quiso destacar el hecho de que el juez quiera escucharles antes de dirigirse al Supremo, algo que a su juicio, es muy significativo. «Ridículo» le parece incluso que se hable de financiación de un partido por poner mil euros.

Ahora Bien, Barberá no sabe en qué momento prestará declaración ni en calidad de qué lo hará. Sólo sabe que tiene 20 días y que en este tiempo estudiará el sumario para hacer su comparecencia, que será presencial y también con un escrito de «alegaciones».

Por lo que se refiere a su continuidad como senadora del PP, Rita Barberá también fue contundente. Tras recordar que en todos los partidos hay corrupción, aseguró que no renuncia a su acta. «No he cometido ningún delito y no voy a dimitir», dijo la exalcaldesa, que aseguró igualmente que «nadie en el partido se lo ha pedido».

Más allá de las líneas rojas que ha marcado el PP regional -dimisión cuando se impute a alguien- la exalcaldesa recordó que los estatutos obligan a dimir cuando se abre juicio oral.

Y aunque todo el PP de Valencia está investigado y ella era la candidata, la exalcaldesa no cree que deba asumir tampoco responsabilidades políticas, pues la decisión de los mil euros «la adoptó el comité de campaña» y ella sólo se dedicaba al «mensaje político». «Si me dicen que tengo que dar mil euros los doy y sigo adelante», dijo.

«Pero también era usted jefa del grupo», le insistió la prensa. «Yo era la alcaldesa, el grupo es el brazo de la política municipal», respondió.