«El Bloc era un movimiento fracasado a mediados de la década de los 90», admite Enric Morera. Una opción política residual, inmersa en una batalla identitaria «que empobrecía a los valencianos. Morera ha dirigido las dos refundaciones del valencianismo, la de la Unitat del Poble Valencià (UPV) en el Bloc y la de éste en Coalició Compromís. Década y media en la que el valencianismo progresista marcó a fuego en su ADN la disposición a establecer alianzas con otras fuerzas.