El conseller de Transparencia, Manuel Alcaraz; aseguró ayer que la transparencia es el «principal instrumento» del que dispone un gobierno para «prevenir la corrupción» y aunque «no es infalible» podrá «detectar a yonquis del poder, del dinero y hasta de la estupidez». «Es el eje del nuevo relato con el que cohesionar a la sociedad valenciana en una tierra de transparencia y no de corrupción», aseguró Alcaraz durante su intervención en el Forum Europa Tribuna Mediterránea, donde fue presentado por la vicepresidenta del Consell, Mónica Oltra.

Según el conseller, en la Comunidad Valenciana la corrupción «en gran medida» ha sido la consecuencia económica y cultural de la capacidad del PP para «instaurar un régimen global durante veinte años, en los que rigió de manera prepotente la administración autonómica, las diputaciones y la mayoría de grandes ciudades».

«Aseguró su hegemonía usando y abusando de una financiación ahora en entredicho y de todos los resortes institucionales, sembró el país de clientelismo, excluyó sistemáticamente a los discrepantes y reedificó unas señas de identidad uniendo su versión estrecha del conservadurismo y de la valencianía con los más refulgentes y caros ejemplos de hipermodernidad», añadió.

Alcaraz señaló que lo que el PP de la Comunidad «aún no ha entendido» es que la corrupción «no es un fenómeno de manzanas podridas, de casos aislados». «No ha entendido que fueron ellos, en su esplendor, los que propiciaron ese régimen que necesariamente traía una corrupción de gravedad extrema. Y aún no ha comprendido que la mujer del César ha de ser decente, simplemente. Y el César también, por supuesto».

Por ello, indicó, en el Gobierno que salió del Pacto del Botánico «tenemos un problema paradójico: por más que el estilo del equipo dirigente del PP sea bronco y vocinglero, nos encontramos sin oposición real». Alcaraz deseó que el PP «llene rápidamente este vacío en el que ahora habita, pues necesitamos contrastes, debates reales y consensos. Sea como sea, la Comunitat Valenciana viajó del oro al escombro, de la omnipotencia a la vergüenza».

El conseller defendió que la regeneración democrática exige la reconstrucción del Estado social y el «combate enérgico contra la cultura de la sospecha». También destacó que para luchar en el «desescombro» de «las ruinas del pasado», habrá que distinguir entre la mayoría electoral, que es la que les ha llevado Gobierno, de la mayoría social que precisan para poder desarrollar las reformas.

En el turno de preguntas, consideró que hace falta una nueva ley electoral «aquí y en el Estado, que es donde más distorsiones se producen», y explicó que en la Comunidad la Conselleria de Justicia realiza trabajos preliminares en este sentido, que ya han sido remitidos a las Cortes. «Deseo que en esta legislatura se produzca la reforma ansiada de la Ley Electoral», señaló.

Preguntado por si se imaginaba que al llegar al frente de esta Conselleria iba a tener tanto trabajo, Alcaraz dijo que se da la «paradoja» de que el PP estaba «empeñado en que no teníamos que existir». «Si existimos es gracias al PP, deberíamos erigirles un monumento», aseguró el conseller, quien preguntado si cree que puede haber «corrupción cero» en política, respondió: «Probablemente no, porque tiene que ver con personas. No conozco ningún gen de la corrupción y hay sociedades donde no la hay, pero puede tener que ver con determinadas complejidades de la vida social y económica».

Respecto a la posible renovación del Pacto del Botánico, explicó que se está cumpliendo con «más rapidez de lo que se pensaba y en las previsiones se habla de ampliar, no de rehacer. Somos una flor extraña, aunque algunos piensan que somos una planta carnívora».