La complicada situación política que se vive en España tiene un efecto directo sobre la Comunidad Valenciana. Justo después de las elecciones autonómicas, el entonces candidato socialista, Ximo Puig, se decantó por un pacto de izquierdas para canalizar el cambio en el Consell después de dos décadas de gobiernos del PP. Y lo hizo frente a las presiones del alma más liberal del PSPV, que «coqueteó» con Ciudadanos -una amalgama en la Comunidad de antiguos militantes del PP, fugados de UPyD y algún rebotado exsocialista- para intentar evitar un gobierno de izquierdas. Al final, la fórmula que se consiguió cuadrar llevo a los socialistas y a Compromís a repartirse, de forma global, la Generalitat y un centenar de alcaldías, entre ellas las más importantes de la Comunidad. Podemos ofrece respaldo parlamentario en las Cortes y también participa en gobiernos haya donde cuenta con representación como Alicante, Valencia o Castellón.

Pero esa apuesta autonómica, sin embargo, no ha tenido continuidad, al menos de momento, en Madrid. Los resultados de las elecciones generales concedieron un papel clave a Podem0s y también a Compromís, socio electoral de los de Pablo Iglesias pero que luego ha optado por seguir su propio camino para intentar conformar una minoría con una «agenda valenciana» en el Congreso. No puede haber un pact0 de izquierdas sin su participación como tampoco el acuerdo entre Pedro Sánchez y Ciudadanos puede salir adelante sin su abstención. Empujado por la presión de la andaluza Susana Díaz, apuntalada por los de Albert Rivera en su gobierno, el líder socialista buscó, a la vez que negociaba con la izquierda, un acuerdo con la formación naranja que pone, a su vez, a Ximo Puig en un problema.

La vicepresidenta del Consell y líder de Compromís, Mónica Oltra, lanzó la idea tras reunirse con Sánchez de un «gobierno a la valenciana» que reprodujera el «pacto del Botánico». Las diferencias de Compromís y de Podemos con Ciudadanos son enormes. La formación de Albert Rivera se ha cansado de repetir que una de sus «líneas rojas» en la Comunidad era evitar cualquier tipo de acuerdo con los de Mónica Oltra, enfrentados abiertamente con C's después de la intervención de Carolina Punset -ya exiliada en Europa- en las Cortes en la que tildó de «aldeanos» a los valenciano-parlantes.

Pero, finalmente, Pedro Sánchez alcanzó un acuerdo con Ciudadanos que, en este momento, era el único que podía alcanzar. Ximo Puig, jefe del Consell, reconoció el domingo que su voto había sido favorable al de una entente entre su partido y los de Albert Rivera. Podemos dejó claro que rechazará ese movimiento de Pedro Sánchez. Y Compromís tampoco se sumará a una alianza para darle gasolina a Ciudadanos. De cumplirse las previsiones, el acuerdo entre Rivera y Sánchez fracasará antes de que acabe la semana y eso abre la puerta a que los firmantes del Botánico, confían estas fuentes, puedan volver a sentarse en Madrid