Podemos puede acabar poniendo en cuestión una de las instituciones más prestigiosas del autogobierno de los valencianos: la Sindicatura de Cuentas. La formación de Pablo Iglesias, liderada en la Comunidad por Antonio Montiel, impulsa en las Cortes una modificación legal que, de consumarse, dejaría sin credibilidad y con un margen de maniobra muy reducido a la entidad que, año tras año, denunciaba en sus informes la gestión del PP y el despilfarro de las cuentas públicas. Un botón de muestra. De aprobarse el texto que, en estos momentos, se encuentra en tramitación a propuesta de Podemos, los tres síndics que fiscalizan las cuentas públicas hubieran quedado en manos del PP durante casi veinte años de su mandato sin tener que pactar con la oposición.

Los tres síndics de la institución son altos comisionados de las Cortes y rinden cuentas al parlamento. El texto con la propuesta de la formación morada, ya publicado en el Diari Oficial de les Corts Valencianes, sin embargo, cambia el sistema de elección y propone una alternativa que condiciona la independencia de la Sindicatura. Hasta ahora, la designación de los síndics que dirigen la entidad se producía por una mayoría cualificada. Eso siempre obligaba a la fuerza con más escaños del parlamento a negociar, como mínimo, un síndic de consenso y ceder otro para que fuera designado a iniciativa de la oposición. Podemos reduce esa cuota de elección a una simple mayoría absoluta. Vía libre para, por ejemplo, que el PP hubiera impuesto a los síndics desde 1999 hasta 2015, los años en los que se aceleró el descontrol en las cuentas públicas y los casos de corrupción.

Pero la reforma que plantea Podemos también pretende «atar en corto» el plan de acción que, anualmente, la Sindicatura remite con total independencia al parlamento. Los podemitas quieren que el organismo encargado de fiscalizar las cuentas públicas envíe su proyecto con dos meses de antelación al inicio de cada ejercicio con el objetivo de que se someta a una comisión parlamentaria con carácter previo. Esa propuesta también dejaría el programa de auditorías de la Sindicatura a criterio del parlamento y, por tanto, de la mayoría de turno. Hasta aquí, la entidad envía al hemiciclo su plan de trabajo y también recoge sugerencias de las Cortes. Ahora, sin ir más lejos y a iniciativa del parlamento, se realizará una auditoría sobre el funcionamiento de las Inspecciones Técnicas de Vehículos, envueltas desde hace tiempo en la polémica.

Pero además del intento de someter la Sindicatura a una mayoría que socava su independencia, Podemos también abre dos vías que pueden minar la credibilidad de este comisionado parlamentario para el control de las cuentas públicas. Apunta la posibilidad de que puedan ser elegidos como síndics candidatos sin titulación, algo que la formación ya ha intentado, por ejemplo, en Baleares, donde también respalda al gobierno. Y, junto a eso, evita consolidar la opción de que los síndics puedan emitir votos particulares -una opción hasta ahora sólo recogida en el reglamento-, algo que en su momento facilitó destapar información de la trama de Rafael Blasco.