Los populares de la Comunidad levantaron ayer acta del fin del «reinado» de la exalcaldesa Rita Barberá en Valencia, una etapa de más de 20 años en la que senadora territorial ejerció un poder absoluto. El imperio de Barberá en la capital del Túria comenzó a derrumbarse el pasado 25 de mayo, con la pérdida de la Alcaldía, pero ha sido la Operación Taula la que lo ha hecho añicos. Al entierro político estaba convocada la Junta Directiva Regional del PP de la Comunidad, un cita a la que no asistió la exalcaldesa ni nadie de sus herederos en el Ayuntamiento, todos ellos investigados (nuevo término para definir a los imputados tras la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal) por presunto blanqueo de capitales y suspendidos de militancia.
Con el visto bueno del vicesecretario de Organización del PP a nivel nacional, Fernando Martínez Maillo, que presidió la reunión de ayer, y a eso de las 18 horas, antes de caer la noche, Bonig oficializó la constitución de una gestora para llevar las riendas del partido en el «cap i casal» con el exconseller de Gobernación, Luis Santamaría, y hombre de su confianza como máximo responsable.
No hubo traumas. Nadie lloró a sus excompañeros de la ciudad de Valencia. Y el asunto quedó resuelto con una salva de aplausos a Santamaría y con la propuesta de Bonig de que la gestora quedaba aprobada por «asentimiento» de los allí presentes.
