La Diputación Provincial de Alicante se ha convertido en un virreinato. En un marquesado pobre, limitado a demostrar de puertas para fuera el oropel de un poder vacuo, sin sentido, estéril; un poder de adorno, con mucho boato, rococó en las formas pero inútil en el fondo. Hay algo de napoleónico en las actuales formas de la Diputación Provincial de Alicante que gobiernan Sánchez y Sepulcre. Hay mucho de estética zarista, de boato cortesano. Lamentablemente, hay abundancia de todo este fuego de artificio que deja a la mínima expresión los dos conceptos acuñados de partida en esta legislatura: ni hay gobierno ni hay provincial. Solo hay un intento de preservar las esencias de un viejo PP que cambia en toda la Comunidad menos en la Diputación; y un guardián de las mismas, un diputado de Ciudadanos que se llama Sepulcre.

Hay ejemplos. La última decisión de Ciudadanos y PP de dejar el control de la legalidad y la ética de la Diputación en manos de una entidad privada, demuestra la escasa altura de miras de dos partidos que gobiernan la Diputación, pero que desconfían de todo un cuerpo de funcionarios. Quieren apartar a la secretaria de la institución, pasando por la interventora, así como a todo el cuerpo administrativo y funcionarial de un elevado prestigio, muy superior al de cualquier consultora privada. Si se desconfía de los funcionarios, se es muy libre de dudar de igual manera de las intenciones de quienes quieren un control privado, pagado a intereses propios.

Este gesto demuestra que para el presidente de la Diputación y el diputado de Ciudadanos el objetivo no es acabar con la institución provincial, sino servirse de ella. Servirse en el ánimo de consumar las políticas de privatización de aquellas parcelas donde se puedan sacar más beneficio. Un control ad hoc es lo más útil que han encontrado, frente a la profesionalidad de los funcionarios, para comenzar a trabajar sin control. Y este es un primer paso.

Esta es la dinámica de la Diputación que conformaron Ciudadanos y PP. Una Diputación de la que sólo se ha hablado en primera del singular y no en segunda del plural. Lo que ocurre fuera de las murallas del Palacio Provincial hoy es más ajeno a la presidencia de la Diputación que nunca.

El tándem Sepulcre-Sánchez sólo ha servido para armar un aparataje de partido que recuerda a los mejores momentos del gobierno de Ripoll. Nunca el PP pensó que tendría como mejor aliado a un miembro del partido que compite directamente contra ellos. Sepulcre se ha convertido en el nuevo aliado para sostener las viejas formas de generar redes clientelares. Y tampoco, el PP pensó que nunca tendría mejor aprendiz de sus maneras que un Sepulcre que campa a sus anchas por la provincia, llevando en su cartera confusas tarjetas donde los logos de PP y de Ciudadanos se mezclan tanto.

En estos meses se han descabezado organismos tan importantes como SUMA, de la que no quieren saber nada y que mantienen en una interinidad que es indigna. Un organismo que debería estar apartado de toda trifulca política, en la que hay muchos retos: iniciar el proceso de funcionarización, potenciar sus herramientas de gestión, mejorar los servicios a los ayuntamientos, incidir en las prestaciones a los ciudadanos? Una desorganización que afecta a entidades que funcionaban bien como el Instituto de Cultura Alicantino Juan Gil-Albert, al ADDA, y así en todos y cada uno de los organismos de la Casa. Efecto y fruto de la guerra abierta entre Sepulcre y PP por colocar en cada uno de estos organismos a personas afines, bajo la coartada cínica de un ficticio concurso de méritos en ese intento de parecer lo que no son.

Al mismo tiempo, se generan resistencias en materia de educación, se olvidan proyectos de interés como los planes de empleo conjunto con ayuntamientos y Generalitat, y se deja en el tintero planteamientos de participación para redactar planes y proyectos para los municipios a costa de los remanentes. En otras épocas, ya se sabía dónde se iban a invertir estos fondos, y en muchas ocasiones gracias a las propuestas de los socialistas.

Socialistas que hemos cometidos algunos errores, como el pacto con el PP a costa de las asignaciones a los grupos. Pero en esta etapa seguimos construyendo un modelo de provincia donde todas las personas -vivan en el municipio en el que vivan- tienen asegurado el principio de igualdad de oportunidades gracias a propuestas y planteamientos del Grupo Socialista.

Pero nada servirá si se mantiene el statu quo actual. De nada sirve si Ciudadanos sigue convertido en el seguro de la reserva espiritual del PP. Un partido que donde cambiará sus formas, su ética, sus personas, sus planteamientos, su lenguaje y sus maneras? Cambiará todo en todo el conjunto del PP de la Comunidad Valenciana, excepto en la Diputación Provincial, donde Sepulcre guardará las llaves de la esencia de un partido al que vino a sustituir. Sepulcre está inoculado de la peor de las maneras del PP; Sepulcre puede ser el virus que infecte viejos vicios a un joven partido que se llama Ciudadanos. Y mientras, la Diputación aletargada en un sueño opiáceo que ya dura demasiados meses.