El exgerente de Imelsa, Marcos Benavent, tenía capacidad de firma para poder autorizar el pago de hasta 150.000 euros. Él mismo se encargó de solicitar una ampliación de sus poderes en el consejo de administración de la empresa pública. Poderes que pudo ejercer a partir de 2010. En el caso de algunos de los pagos por servicios y proyectos dudosos, el jefe de Imelsa fue el único que estampó su firma. Con independencia de que responsables de departamentos competentes en la materia quisieran o no avalar el pago, Marcos Benavent prefería llevar directamente determinados negocios. De los que sólo estaban al corriente un reducido grupo de directivos de la casa. Entre ellos, Salvador Deusa, según la investigación. f. a.