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El divorcio que desató la tormenta

El exsuegro de Benavent entregó las grabaciones del caso tras la ruptura matrimonial de su hija

La macrooperación policial que ha acabado con 24 detenidos, muchos de ellos altos cargos del PP, que ha puesto patas arriba el intento de renovación de los populares valencianos y que ha vuelto a situar la corrupción en el centro del debate nacional, tiene un origen de lo más mundano.

La redada que aleja aún más a Mariano Rajoy de la presidencia del Gobierno, después de que el resto de partidos haya levantado una especie de cordón sanitario ante un partido con pretensiones de seguir en la Moncloa mientras un pelotón de sus exlíderes desfila por calabozos y juzgados, tiene en una convulsa ruptura sentimental uno de sus epicentros.

En concreto, el divorcio de Marcos Benavent, el ex gerente de la empresa pública Imelsa y delfín de Rus, y Nina López, la hija del empresario detenido en la operación Taula, Mariano López. El propio Alfonso Rus, alcalde de Xàtiva y presidente de la diputación, ejerció de testigo en 2005 de una boda de postín que permitía a Benavent emparentar con lo más granado de la sociedad local y acercarse a quien sería su mentor político.

José Mariano López Sancho (Xàtiva, 1954), empresario influyente y fundador de Adexa, la patronal de la capital de la Costera, y exsuegro de Benavent abrió la caja de los truenos el verano de 2014 al llevar hasta los investigadores parte de la información más comprometedora de la que disponen. Íntimo de Rus, al que en público se dirigía como don Alfonso, en castellano, lengua que utilizaba pese a nacer en una ciudad valencianoparlante; obsequioso con el poder y al que incluso propusieron dar el salto a la política, su acceso al material sensible del ordenador de la que fue casa familiar de su yerno y su hija desató la tormenta.

Del mismo modo que durante años se benefició presuntamente de su cercanía a Rus, López Sancho también acabó por finiquitar la carrera política del expresidente de la diputación al poner decenas de horas de grabaciones de su exyerno en manos de la Justicia. Además, el huracán que él mismo desató ha acabado por convertirle en damnificado con su detención, posiblemente por la relación con el denominado call center de atención a los contribuyentes que pagaban sus impuestos vía diputación y que dirigía su hijo, que era a su vez cuñado de Benavent.

Una relación deteriorada

Pero la separación de su hija con quien fue concejal de Juventud y Fiestas de Xàtiva y después autodenominado «yonqui del dinero» llegó a afectarle en lo económico. Al ritmo que se agravaba la ruptura matrimonial, los pagos comenzaron a retrasarse y el dinero alegre de otros tiempos se hizo más complicado de conseguir. De repente todo fueron pegas. Tanto que López se vio obligado a apelar a su amistad de años con don Alfonso para que tratara de poner en vereda al exyerno. Sin embargo, los tiempos habían cambiado y el todopoderoso alcalde y presidente provincial del PP empezó a dar largas y prefirió no mediar. Así, la morosidad de Imelsa con la empresa en la que el excuñado trabajaba provocó, como ya informó este diario, más de una discusión en el despacho de Benavent y varias broncas con el exsuegro.

Las desavenencias por el dinero acabaron en abierta enemistad hasta el punto de que el exsuegro puso en manos de la Fiscalía una memoria USB con las grabaciones que Benavent realizó durante años y que implican a altos cargos del Partido Popular valenciano, grabaciones que el mismo Rus trató de obtener del propio López para medir el efecto del terremoto. Unos documentos sonoros que Benavent había guardado como una especie de «seguro» porque siempre temió por su integridad, como puso de manifiesto en su mediática reaparición en junio de 2014 ante el Palacio de la Justicia. En esos registros sonoros se habla del cobro de mordidas por la adjudicación de contratos públicos y junto a las pruebas que la diputada provincial de EU, Rosa Pérez, puso en manos del fiscal, acabaron por precipitar la investigación.

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