Podemos ha acabado convirtiendo su formación en otro partido más al uso, con las mismas debilidades que criticaba del resto. El portavoz del grupo parlamentario y líder de la formación en la Comunidad, Antonio Montiel, se enfrentó ayer a la desagradable situación de declarar en rebeldía a una de sus diputadas a la que ha abierto un expediente de expulsión al no acatar el código ético de Podemos. Se esfumaba su deseo de que la alicantina Covadonga Peremarch actuara «con coherencia ideológica» y entregara su acta de diputada al estar inhabilitada. Será la primera diputada de Podemos que se pasa al grupo mixto. Preguntado si esta actitud no es propia de la casta, Montiel le daba la vuelta a la pregunta y respondía que «nuestra reacción es la nueva forma de hacer política». Añadía desconocer por qué la joven política ha traspasado una de las líneas rojas de la formación y pedía perdón a los votantes alicantinos por esta situación.

Podemos expulsa a Peremarch que ha decidido pasar al grupo de no adscritos tras ser suspendida de militancia. Hasta el último momento el partido esperó que la alicantina entregara su acta de diputada al haber sido suspendida de militancia durante un año e inhabilitada para la representación del partido por el «pucherazo» en las primarias de Alicante.

Podemos pretendía evitar lo que finalmente ocurrirá hoy, que la diputada autonómica siga participando en un pleno de las Cortes. Y el partido pedía ayer que le den un escaño separado del que tiene ahora en Podemos. «Hemos pedido que la separen de nuestro grupo, no puede seguir ocupando un despacho del grupo y un escaño al lado», declaraba Montiel.

La diputada defiende su inocencia y en un comunicado que hizo público ayer afirma que la resolución de la Comisión Democrática de Garantías que la expedientaba a ella y a otros nueve miembros del partido en Alicante «carece de base jurídica».

«Error político y personal»

Sin embargo, para Montiel la decisión de Peremarch es «un error político y personal». Y defiende el trabajo realizado por la Comisión de Garantías estatal que califica de «tremendamente escrupuloso» por lo que afirma que a la joven política alicantina sólo le resta acudir a los tribunales «si insiste en que el procedimiento es injusto».

Mientras, Peremarch asegura que con su decisión de convertirse en diputada no adscrita se ha acogido al código ético de Podemos «para no contravenir las decisiones de los órganos superiores».

«Nada justifica la rebeldía», decía Montiel, a quien le molesta que pueda generarse la más mínima sombra de duda «del papel de Podemos en las instituciones» y admite que «no podemos aceptar que una persona se coloque por encima de los estatutos y de los ciudadanos. No estamos aquí para ocupar sillones y por eso la decisión ha sido unánime», exponía categórico. A su vez, se mostró convencido de que en el fondo del expediente abierto en Alicante «late el enfrentamiento entre listas que concurrieron a las elecciones municipales».