La designación del marido de la consellera de Sanidad, Carmen Montón, como gerente de Egevasa dio ayer al PP de Isabel Bonig la oportunidad de desquitarse tras años en donde los populares protagonizaban las denuncias sobre «enchufismo». Bonig hizo balance de los seis meses de bipartito, aunque el nombramiento de Alberto Hernández y el decreto de asesores del Consell que elimina el requisito de titulación centró su intervención en rueda de prensa.

Bonig dirigió los tiros hacia la vicepresidenta del Consell y líder de Compromís, Mónica Oltra, a la que emplazó a pasar de las palabras a los hechos y dar órdenes a los representantes de su partido en la Diputación de Valencia para que destituyan al marido de Montón. Bonig ofreció a Oltra los votos del PP en la diputación para consensuar un sustituto. Bonig indicó que el único requisito es que reúna méritos suficientes para el cargo. «No nos oponemos -añadió- que tenga carné de partido».

Bonig advirtió de que si la vicepresidenta declina la oferta será «cómplice». En alusión a Oltra, remarcó que la designación de Hernández no solo no es «estética sino que no es ético». «No me puedo creer que no haya nadie con mejor currículum y con cierta neutralidad», afirmó.

Bonig remató su crítica asegurando que si Hernández continúa como gerente, se demostrará que Oltra «es casta» y que sus palabras «no tienen ninguna validez». Preguntada por casos en los que se había contratado a familiares de dirigentes del PP en la administración, Bonig aseguró que el PP ya ha pagado en las urnas.

Sobre el decreto que regula al personal de confianza para eliminar el requisito de la titulación, acusó al Consell de hacer «normas generales para casos particulares», pues, «supone una devaluación de la función pública».