Noventa segundos dentro de un discurso de 25 minutos dedicó ayer el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, a los principales temas de la agenda política de la Comunidad. Minuto y medio con el que cerró su intervención en un acto en l'Hemisfèric ante un millar de cargos y simpatizantes del PP.

El candidato popular a reeditar la Presidencia tras las elecciones del 20 de diciembre aseguró que el actual modelo de financiación «no funciona» y prometió que lo cambiará en la próxima legislatura tras cuatro años de mayoría absoluta de los populares en el Congreso. «Yo no voté este modelo de financiación, lo votaron los socialistas con su secretario general -Pedro Sánchez- entre ellos», se justificó.

«Nosotros vamos a apoyar a Valencia y el Corredor Mediterráneo, porque los demás no hicieron nada; llevaremos la alta velocidad a las tres capitales valencianas; ayudaremos al campo valenciano, trabajaremos para que llegue agua para todos y para un sector que nos ha dado muchas alegrías, como es el turismo; esos son nuestros compromisos con la Comunidad Valenciana», remató el presidente.

Sin espacio para Bastidas

No hubo más mención a temas valencianos en un acto en el que ni siquiera intervino la candidata por Valencia a las elecciones, la exalcaldesa de Alzira, Elena Bastidas, y en el que los organizadores dieron el grueso del tiempo, tras Rajoy, a la vicesecretaria de Estudios y Programas y diputada en el Parlamento de Cataluña, Andrea Levy, una de las caras de la renovación que Génova impulsó tras el mal resultado electoral de mayo.

En un discurso, preparado para el público nacional, la economía se llevó el grueso de las ideas fuertes. Rajoy anunció una bajada de impuestos para la próxima legislatura en IRPF y cotizaciones sociales «porque ahora sí se puede», tras cuatro años en los que España ha pasado de ser el «enfermo de Europa» al país con más crecimiento de todo el continente, reseñó.

El presidente llamó a los electores a confiar en la seguridad que proporcionan «quienes tienen experiencia de Gobierno» porque España «no está para experimentos». Subrayó que lo peor de la crisis ha pasado y que, aunque los próximos años tampoco serán fáciles, las reformas implantadas facilitarán el camino.

Repartió estopa entre los partidos emergentes, Ciudadanos y Podemos, sin citarlos, cuando pidió renegar de los políticos que se sacan «conejos de la chistera» y viven de «titulares de un solo día». Ahí reivindicó al PP: «Nuestro partido no nació en un plató de televisión ni tampoco hace un cuarto de hora, ni lo forman dos amigos. El PP sabe lo que es gobernar, aquí hay alcaldes y concejales; esto es un partido de verdad, con 800.000 afiliados». También reivindicó su propia figura: «Gobernar es decidir bajo mucha presión, es aceptar o no el rescate de la economía española, hablar y opinar es mucho más fácil, pero al Gobierno se llega ya aprendido y por lo menos se tiene que haber sido alcalde o concejal», lanzó a los emergentes.

Contra la corrupción, sin citarla

Rajoy dijo que es tiempo de regeneración y que su Gobierno ha obligado «a los que han robado» a devolver el dinero y que siempre ha facilitado la investigación a jueces y fiscales. «Mi empeño en que algunas cosas que hemos visto estos años no se vuelvan a repetir jamás«, anunció el presidente.

Tras una legislatura de continuos recortes sociales, Rajoy anunció además más dinero para familias numerosas y discapacitados.

Se detuvo en el terrorismo, el mayor problema, dijo, y para el que pidió unidad de verdad y una política de Estado. Sobre Cataluña reiteró lo ya conocido: defensa de la unidad de España y de la ley para evitar que el plan independentista de Artur Mas salga adelante.