José Manuel García-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores y número uno del PP por Alicante en las próximas elecciones generales, se defendió de las críticas y puso encima de la mesa una propuesta de reforma de la financiación autonómica que, entre otras cosas, garantizaría que los servicios fundamentales -Educación, Sanidad y Bienestar Social- sean iguales en todos los territorios. Durante el acto de presentación en Alicante de su último libro «Todos los cielos conducen a España. Cartas desde un avión» y en plena polémica por un sistema de reparto de los fondos que perjudica a la Comunidad con un expolio de más de mil millones anuales como han certificado los empresarios, Margallo aseguró que su propuesta es un «modelo abierto» y, por tanto, susceptible de debate. Pero, en todo caso, se mostró convencido de que corregirían, dijo, «los tremendos errores» del modelo que se aprobó durante la etapa socialista de José Luis Rodríguez Zapatero en 2009 y «dejaría respirar» a la Generalitat.
La Comunidad, como se recordará, está en el furgón de cola de la financiación per cápita junto a Murcia y, además, es la que menos recibe para hacer frente a los servicios fundamentales. Con el actual modelo se queda lejos de cubrir la Sanidad y la Educación. «Tengo que ponerme pocas plumas en este asunto. El modelo de financiación que propuse salió a la imprenta en 1996, cuando la cuestión catalana no existía y palía los tremendos errores del que aprobó el PSOE», indicó el ministro que, como se recordará, está vinculado a la Comunidad a raíz de la vivienda que posee en la localidad alicantina de Xàbia.
La propuesta que pone Margallo sobre el tapete está centrada en tres ejes: la autonomía y la corresponsabilidad fiscal con aumento de los espacios fiscales; el principio de igualdad de los españoles para que tengan la misma Educación, Sanidad y Servicios Sociales vivan donde vivan; y, finalmente, la solidaridad «para corregir las deficiencias» ya que, de acuerdo con la versión que ofreció Margallo, no se ha mejorado la situación de las autonomías «que arrancaban con déficits de infraestructuras». La Cámara de Contratistas de la Comunidad, ya en su momento, cifró la «deuda histórica» del Estado en materia de inversiones en unos 6.000 millones, un billón de las antiguas pesetas durante los últimos años.
Del actual modelo, caducado desde hace dos años y que se remonta al último mandato socialista, comentó que «todo el mundo» sabía que era «malo» ya que no computaba a toda la población; estaba muy ligado a la coyuntura económica -«vacas gordas o flacas«, dijo de forma gráfica el ministro- y en 2009 la situación ya era de fuerte recesión; y, finalmente, porque dependía en exceso del sector de la construcción y la promoción inmobiliaria que, por ejemplo, en la Comunidad se ha hundido. «Un modelo bautizado como Frankstein por el exministro socialista Jordi Sevilla y Sudoku y que ahora trataremos de que se corrija», zanjó.
En cuanto a las perspectivas de Alicante, recordó que esta provincia, al igual que la Comunidad Valenciana, «crece más cuando la economía española crece y cae más deprisa cuando la economía española cae», por lo que «en la época de crisis ha sufrido más». Pero, por contra, aseguró elogiando esa posición estratégica, ahora tiene garantizada una salida en mejores condiciones de la crisis económica.
