El president de la Generalitat, Ximo Puig, se mostró ayer en contra de la aprobación en el Parlamento catalán del inicio de un estado independiente, una decisión que tachó de «falacia que no lleva a ninguna parte».

Puig se reunió con la jefa del Govern balear, Francisca Armengol, y ambos coincidieron en defender el cumplimiento de la ley en el debate soberanista abierto en Cataluña, pero también creen que la solución a esta cuestión pasa por la vía del diálogo.

El presidente del Consell consideró que es «imprescindible, necesario y radicalmente obligatorio» cumplir la ley, al tiempo que calificó de «falacia y huida hacia delante» el viaje independentista planteando en Cataluña.

A su juicio, plantear una ley que rompe con la legalidad vigente «no lleva a ninguna parte», y cree que, en este asunto, es necesario «dialogar, hablar, recuperar afectos y superar la desafección».

Puig destacó que la «desconexión» que pretenden los independentistas no es solo con España sino también «con la mitad de Cataluña», pero también es necesario reconocer que existe «un problema político» en esta región cuando un 48 por ciento «ha votado por posiciones independentistas».

El presidente de la Generalitat Valenciana explicó que a lo que sucede en la vecina Cataluña, «las Islas Baleares y la Comunidad Valenciana tenemos una especial atención».

Estas firmes declaraciones de Puig contrastan con las que realizó hace un mes en Madrid, donde se desmarcó del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, y apostó por reconocer a Cataluña como nación. «Yo en los términos en los que se habla de nación en el preámbulo que aprobó el Congreso de los Diputados creo que no hay ningún problema», afirmó Puig al ser preguntado sobre si es partidario de recuperar el reconocimiento de nación que incluía la reforma del Estatut en su preámbulo y que la sentencia del Tribunal Constitucional dejó sin efecto.

Fronteras

La presidenta de Baleares, por su parte, aseguró no entender que se quieran poner fronteras a Cataluña, pero también rechazó el inmovilismo, y lamentó que, con la resolución aprobada ayer por el Parlamento catalán y la respuesta que dará el Gobierno, «sigue el choque de trenes» y no se va a «ningún sitio».

Armengol echó en falta la carencia de «diálogo» y abogó por una reforma de la Constitución para avanzar hacia un Estado federal en el que exista respeto por las distintas comunidades e identidades.