En Madrid, en estos momentos, la agenda política está marcada por la situación en Cataluña. Todas las preguntas que contestó Ximo Puig de medios nacionales hicieron referencia al desafío soberanista y, sobre todo, a la posición del presidente de la Generalitat, sensible a la cuestión catalana y firme partidario del diálogo para intentar buscar una salida al problema. A sabiendas de lo que se enfrentaba, el jefe del Consell se preparó muy bien la argumentación. Dejó claro que su apuesta continúa siendo la de abrir las puertas a la negociación y, citó textualmente, el «entendimiento» pero «dentro de la ley», una expresión que repitió en varias ocasiones para sortear cualquier tipo de polémica en una reunión que Ximo Puig concebía como una oportunidad de visualizar los problemas que padece la Comunidad con la infrafinanciación y la falta de inversiones mientras todos los focos, obviamente, se concentran un poco más al norte.

«Tenemos una relación especial con Cataluña», explicó Puig para recordar que la comunidad vecina es nuestro principal socio comercial tanto a la hora de vender como de comprar. Por ese motivo, insistió en la necesidad de buscar una salida. «La unión de los españoles -término que usó como sustituto de la unidad de España- requiere de igualdad. Nosotros no hemos sido nunca equidistantes. Hemos siedo leales a España. Somos España», aseveró para reclamar, sin embargo y como punto ineludible para buscar una salida al problema territorial, «una España moderna desde la igualdad social y el respeto a la diversidad». «La igualdad y no la uniformidad es lo que nos fortalecerá», remachó Puig.

Ese mensaje le sirvió para rebatir las críticas que los socialistas valencianos han cosechado, especialmente en Madrid, después de que en las Cortes el PP de Isabel Bonig y Ciudadanos pusieran sobre la mesa, apenas 24 horas después de la declaración independentista, una moción a favor de la unidad de España. «Estamos dispuestos a llegar a acuerdos siempre y cuando sean para sumar», dejó la puerta abierta Puig ante la insistencia de los periodistas pero, sin embargo, a continuación lanzó una carga de profundidad contra los populares. «Utilizar este asunto como arma electoral para ganar un puñado de votos me parece miserable», asestó el presidente de la Generalitat que, además, recalcó que, obviamente, el problema de Cataluña le parece «importante» pero que a la vez los debates que afectan al futuro de la Comunidad le parecen todavía «más importantes». Un aviso para los asuntos que, en clave electoral pueden llegar a las Cortes en las próximos semanas.