Si el Elche CF o cualquier equipo modesto de Segunda División pretende fichar a un delantero centro que garantice 30 goles por temporada y acude al mercado con 200.000 euros disponibles para gastar, ese club tiene garantizado el fracaso en el intento. Es más o menos la situación en la que se encuentra el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, en su misión de fichar a un fuera de serie para el cargo de director general de Turismo.

La retribución establecida por ley para ese puesto, como para los 50 directores generales restantes, es de 55.391 euros brutos anuales. Una cantidad que parece astronómica si se considera que multiplica por seis el salario mínimo interprofesional de España, establecido en 9.080 euros brutos anuales, a razón de 648 mensuales. Pero una cifra que resulta escasamente atractiva para el perfil de candidato que, de entrada, pretende incorporar el presidente de la Generalitat (profesional de prestigio, políglota y referente en el sector) aunque se está considerando bajar el listón. El jefe del Consell prometió en campaña la continuidad de la Conselleria de Turismo, que sería además potenciada, un anuncio que trasladó al propio sector. Pero las circunstancias del pacto con Compromís le obligaron a envainarse la propuesta. La Agencia Valenciana de Turismo (AVT), que en realidad absorbía toda la conselleria, ha quedado reducida al rango de Secretaría Autonómica adosada a Presidencia. Puig situó en ese puesto a Francesc Colomer, exalcalde de Benicàssim y fugaz presidente de las Cortes. Adscrito a Colomer aparece el puesto de director general, el único de los 80 altos cargos que sigue vacante.

Será una persona de Alicante

Otra de las promesas de Puig, realizada durante una visita a Benidorm como candidato, fue la de radicar la sede de la conselleria en la capital turística de la Marina Baixa. Por eso, ahora necesita que al menos ese director general se ubique físicamente en la delegación de la AVT en aquella ciudad y que el cargo lo ocupe una persona de las comarcas de Alicante en aras del equilibrio territorial que siempre se considera en los repartos de poder en las instituciones y partidos. No son los únicos requisitos que se piden, ni los más exigentes.

Se pretende situar a una persona con cierto dominio de idiomas, que tenga experiencia profesional en el sector turístico y prestigio. «Que sea un referente para los empresarios, alcaldes y agentes que participan en el sector», según explicaron a este diario fuentes de Presidencia, que admitieron que, con los sueldos públicos que se manejan, la Generalitat «no es competitiva con el sector privado a la hora de disputarse a quienes han de ocupar puestos de mando».

En Presidencia no quieren demorar mucho más esta designación para cerrar definitivamente el organigrama y han mantenido contactos con alcaldes y personas del sector en la búsqueda del candidato idóneo.

Confían en que antes de que acabe el mes de octubre esté cerrado el fichaje para el que -esa condición parece irrenunciable- buscan un perfil técnico e incluso a alguien independiente, dado que Colomer, que ejerce en la práctica de conseller, es quien detenta el mando político.