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Císcar maniobra para reventar el pacto de gobierno del PP y C's en la Diputación

El presidente provincial popular intenta descabezar Ciudadanos para conseguir una nueva dirección más afín a él

Antonio Peral, César Augusto Asencio, César Sánchez y el rector de la UA, Manuel Palomar, el pasado julio.

El presidente provincial del PP, José Císcar, ha desatado en las últimas semanas una ofensiva con el fin de reventar el pacto reventar el pacto por el que su partido logró, gracias al voto de Ciudadanos, la presidencia de la Diputación Provincial.

Císcar persigue con sus maniobras dos objetivos: de un lado, romper a Ciudadanos en Alicante, una de las provincias donde el partido de Albert Rivera obtuvo más apoyos; de otro, debilitar la posición de su compañero de partido César Sánchez, alcalde de Calp y presidente de la Diputación Provincial, al que Císcar tuvo que ceder ese puesto después de que Ciudadanos le vetara para ser él quien lo ocupara.

Císcar ha desplegado sus movimientos a distintos niveles: en los despachos, tanto en los del PP como en los de C's, a la más alta escala; en los medios de comunicación, donde las filtraciones contra C's, pero también contra el gobierno del PP, están siendo constantes desde que se cerró el acuerdo entre los dos partidos y Sánchez alcanzó la presidencia de la Corporación Provincial; y en el propio seno de ésta, donde el alcalde de Calp es rehén del equipo de diputados que Císcar había diseñado cuando pensaba que iba a ser él el que dirigiera la institución, pero también de alguno de los asesores a los que, por orden de Císcar, ha tenido que nombrar.

En el caso de Ciudadanos, los ataques se están centrando en la figura de Emigdio Tormo, coordinador provincial de esta formación, y que fue el hombre que desde el principio anunció que su partido no permitiría que Císcar presidiera la Diputación Provincial, tal como el líder popular llevaba tramando desde hacía cuatro años. Con 15 escaños el PP y sólo uno C's (el que otorgaba la mayoría absoluta), nadie tomó en serio al principio a Tormo, pero finalmente éste demostró su fortaleza y Císcar tuvo que renunciar a presentarse como candidato a presidir la Diputación, dejando paso a Sánchez.

Una cúpula afín

Los ataques dirigidos ahora contra Tormo son considerados por muchos como la venganza de Císcar por ese episodio. Sin embargo, dirigentes del PP que conocen bien al presidente provincial del partido, señalaron ayer que «Císcar no es de los que lleva a cabo venganzas, lo que está haciendo es fruto de un cálculo». Según dichas fuentes, lo que Císcar persigue es eliminar a Tormo, justo en el momento en que C's ha abierto el proceso para la reelección de coordinador provincial, con lo que la estructura del partido quedaría descabezada. Y, al mismo tiempo, no dejar que el entendimiento entre Ciudadanos y el PP en Alicante haga que César Sánchez, desde la Diputación, se consolide como nuevo líder provincial del partido y acabe disputándole a él la presidencia. En definitiva, Císcar quiere una cúpula de C's en Alicante que se entienda directamente con él -a quien en el fondo deberían sus puestos- y no con Sánchez, según aseguran interlocutores del propio PP.

Distintos medios han publicado en los últimos días ataques a Tormo basados en que procede del PP y en que ha hecho también fichajes que vienen de ese mismo partido. Sin embargo, Tormo ya había militado y abandonado el PP cuando fue nombrado coordinador de Ciudadanos y dirigió la campaña electoral que ha llevado a ese partido a ser fuerza decisiva en la Diputación y en numerosos ayuntamientos.

Por otra parte, tampoco ha habido aluvión de fichajes procedentes del PP desde las elecciones. Los exconcejales Belén González y Adrián Santos comparecieron en rueda de prensa a principios de julio, después de haberse dado de baja del PP, para manifestar su apoyo al proyecto de Ciudadanos, pero sólo el segundo está afiliado al partido. Paradójicamente, fue Císcar quien los encumbró a los dos políticamente, al darles entrada en la ejecutiva provincial, a Belén González como vicesecretaria de Buen Gobierno y Transparencia, cargo del que no fue destituida sino que abandonó al darse de baja tras pedir sin éxito mayor apertura del partido, y a Adrián Santos como presidente de NNGG, cargo al que renunció antes de las elecciones. En todo caso, en aquel acto donde ambos mostraron su respaldo a Cs, fueron presentados también Marta Martín y Fernando Llopis, procedentes de UPyD, y Antonio Marcilla, proveniente del PP.

Pero Císcar no sólo ha utilizado las filtraciones en las últimas semanas para desestabilizar a Ciudadanos y, al mismo tiempo, al gobierno de la Diputación de su propio partido. También ha recurrido a las altas instancias de ambas formaciones. Así, el que fuera vicepresidente del Consell pidió a Javier Arenas que hablara con la cúpula nacional de Albert Rivera para transmitirle que en Alicante «hay una operación dirigida por Ripoll y por Zaplana para hacerse con Ciudadanos». Con Ripoll esperando a que se fije fecha de juicio por la pieza del caso Brugal que afecta a la construcción de un vertedero en la Vega Baja, y apartado desde hace tiempo de la primera línea política, y Zaplana combatiendo una enfermedad, el argumento de Císcar parecería endeble. Pero Arenas lo trasladó a los principales colaboradores de Rivera, que han pedido explicaciones a Alicante. Arenas ya hizo otra gestión anterior para Císcar. El mismo día en que el nuevo Consell, presidido por el socialista Ximo Puig, tomaba posesión en las Corts, Císcar alardeaba en la cafetería del hemiciclo de que Arenas había hablado con Rivera y Ciudadanos desautorizaría a Tormo y le votaría a él como presidente de la Diputación. Finalmente, no fue así.

Las maniobras de Císcar las está pagando de momento César Sánchez, cuya gestión al frente de la Diputación está embarrancada sin haber siquiera empezado a ejercer y sometida a un constante desgaste desde dentro de sus propias filas. En ese sentido, y teniendo en cuenta que hay más de una decena de municipios cuyo gobierno también depende de Cs, la preocupación de algunos dirigentes del PP empieza a ser notable, sobre todo después de que ayer el diario La Vanguardia citara atribuyera los ataques a Cs en Alicante a «fuentes del PP», lo que se interpretó como un «descuido» de Císcar. «Pepe está haciendo lo mismo que ha hecho otras veces: no le importa cómo acabe el partido mientras él consiga sus objetivos», señalaron ayer dirigentes populares contrarios a su gestión, quienes subrayaron la ironía de que «quien fue fichado para el PP por Ripoll utilice ahora el nombre de Ripoll para poner en peligro el único gobierno importante que nos queda en la Comunidad».

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