El desmantelamiento de la cúpula funcionarial construida durante la etapa de gobierno del PP tendrá consecuencias no deseadas para el nuevo Ejecutivo valenciano: la salida de interinos como consecuencia del efecto dominó que se avecina una vez la Generalitat comience a recolocar a los altos funcionarios destituidos. Tal como informó el pasado sábado este diario, los responsables de las distintas consellerias han comenzado a comunicar el cese a los funcionarios que ocupaban puestos de libre designación y que fueron promocionados en la anterior etapa de Gobierno. En su lugar se están nombrando, mediante el procedimiento de adscripción provisional, nuevos subdirectores generales y jefes de servicio, mientras que los antiguos jefes están a la espera de destino. La reubicación de estos funcionarios de carrera está paralizada, entre otras cuestiones, por el vacío de poder en la Dirección General de Función Pública, vacante por la lucha de poder entre PSPV y Compromís por controlar este departamento clave para las políticas de personal.

Al menos un centenar de funcionarios están en sus casas o vagan por las consellerias sin cometido específico en espera de que se les asigne una nueva plaza. Desde el Consell se asegura que la situación es provisional y que, como marca la ley, se les ofrecerá un nuevo puesto. El problema es que para que estos altos funcionarios ocupen un nuevo destino, tendrá que desplazarse a otros empleados que ocupan esos puestos. En algunos casos, la recolocación de los antiguos responsables puede implicar mover más de tres piezas, pero en última instancia, el último eslabón de la cadena es el interino. La salida de interinos como consecuencia de la renovación de la cúpula funcionarial (en este caso socialista) ya se produjo en 1995 con la llegada del PP a la Generalitat.

Antecedentes

Cientos de interinos tuvieron que irse a la calle a causa del regreso de los jefes a sus puestos. También ocurrió en 2011 cuando el Consell ejecutó la reducción de consellerias y tuvo que reubicar a personal de confianza. La situación fue entonces denunciada por todos los sindicatos con representación en la Mesa General de la Función Pública. El impacto será menor que esos años porque existen menos interinos (unos 4.000 en la Administración del Consell, sin contar Educación y Sanidad) pero el bloqueo en la promoción de los funcionarios (no hay concursos de traslados desde 2008) es un problema añadido. Según estimaciones de los sindicatos, más de dos tercios de los funcionarios no se encuentra en su puesto.

El considerable número de comisiones de servicio y adscripciones provisionales (más de 3.000) que ha heredado el nuevo Consell, lejos de reducirse, está aumentando ya que las distintas consellerias no se han esperado a que se aprueben los reglamentos orgánicos y funcionales de cada departamento para nombrar a sus nuevos jefes mediante concursos.