El nuevo Consell tiene poco margen de maniobra, por no decir ninguno. Sólo en los primeros cinco meses de este año la Comunidad Valenciana superó el límite del déficit fijado para todo 2015. Montoro había establecido la línea en el 0,7%, pero el Consell, a falta de siete meses para cerrar el ejercicio, ya había llegado al 0,73%. Lógicamente, el Gobierno de Fabra sabía que se la jugaba el 24-M, y tiró del gasto hasta donde pudo. El resultado es nada más y nada menos que un desfase de 749 millones de euros, justo el triple que el alcanzado en los primeros cinco meses de 2014, cuando se llegó a los 252 millones. El jefe del Consell saliente deja así atados de pies y manos a su sucesor en el Palau de la Generalitat y a su socio de Gobierno: o acaban metiendo más la tijera, o tratan de mover los ingresos como sea, o, directamente, dan por bueno el incumplimiento y dejan que el déficit siga creciendo de aquí a final de año, jugándose alguna que otra sanción.
Los datos publicados ayer por Hacienda no pueden ser menos ilustrativos: esta autonomía se sitúa como la tercera más incumplidora, sólo superada por Extremadura, con una desviación del 0,90% y 190 millones de euros; y Murcia, con el 0,87% y 246 millones. Y ello, además, con el agravante de que en estas dos regiones el desajuste se ha moderado respecto a un año antes, y aquí se ha vuelto a disparar.
Sea como sea, estos números salían a la luz precisamente a 24 horas del Consejo de Política Fiscal y Financiera convocado para hoy, donde Hacienda y los gobiernos autonómicos tendrán que acordar los objetivos de déficit. Coincidía con eso, y también con el informe de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), en el que el organismo independiente choca abiertamente con lo postulado por el ministro Montoro, y pide aflojarle la soga a esta Comunidad, de manera que pueda tener más margen de gasto.
Las posiciones han estado bien claras desde el principio. Mientras autonomías como la valenciana han defendido, y no sólo ahora, un déficit a la carta, Hacienda siempre ha mantenido que de eso nada, que el límite debe ser el mismo para todas, y esa es la filosofía que, salvo viraje de última hora, también mantendrán los de Montoro hoy, pese a ese informe de la Autoridad Fiscal.
De hecho, lo que sostiene la Airef es que los objetivos tienen que ser exigentes, pero factibles o, de lo contrario, lo que se pondrá en tela de juicio es la credibilidad de las reglas fiscales. Por ello, y apoyándose en esta argumentación, el organismo que preside José Luis Escrivá -quien, por cierto, ayer se reunió con el jefe del Consell, Ximo Puig- pide a Hacienda que sea más flexible. De lo que se trata es de dar más capacidad de gasto en 2016 -el límite es el 0,3%- y en 2017 -con una barrera del 0,1%- a la Comunidad Valenciana, y también a Baleares, Extremadura, Cataluña y Murcia. Sólo así todas podrán alcanzar el equilibrio en 2018.
No en vano, la Autoridad Fiscal no puede ser más contundente, hasta el punto de que reprocha a Hacienda que no haya hecho ninguna estimación del cierre del déficit en 2015 y tampoco cree que la recuperación económica vaya a tener beneficio alguno sobre las autonomías. Y eso por no hablar de que no se ha tenido en cuenta -dice la Airef- el margen de maniobra que tiene cada comunidad en sus gastos e ingresos, con el sistema de financiación, los servicios prestados y el proceso de consolidación fiscal en la mano.
