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César Sánchez se estrena al frente de la Diputación sin propuestas concretas

El nuevo titular de la institución obvia en sus dos discursos las medidas de ajuste que le ha impuesto C's

Los diputados del PP aplauden a César Sánchez HÉCTOR FUENTES

César Sánchez ya es presidente de la Diputación. El alcalde de Calp asumió ayer las riendas de la institución provincial con los votos a favor de los 15 diputados del PP y con el apoyo del único representante de Ciudadanos (C's) en el hemiciclo, Fernando Sepulcre. Los dirigentes del PSOE dieron su apoyo a José Chulvi, mientras que Compromís y EU se abstuvieron.

La de ayer fue, como cada cuatro años, una sesión multitudinaria. Se habilitaron varias salas anexas para seguirla, se instalaron sillas en la parte baja del salón de plenos y el espacio que habitualmente ocupan los medios de comunicación se cedió a los diputados autonómicos. Hubo mucha presencia, pero pocas propuestas concretas. El nuevo titular de la institución provincial no aprovechó ninguno de sus dos discursos de ayer para plasmar iniciativas que relancen la provincia. Simplemente se limitó a presentar declaraciones de intenciones. Muchas, por cierto, recogidas en el acuerdo que se ha visto obligado a sellar el PP con C's para retener el gobierno en la institución provincial: se limitará el mandato de los diputados y los presidentes a un máximo de dos legislaturas, se habilitará un portal de transparencia para publicar todos los contratos públicos, se transmitirán en directo todos los plenos de la corporación provincial y se excluirá del equipo de gobierno a los políticos que sean imputados por corrupción.

Esas fueron las únicas iniciativas que Sánchez detalló ayer. Y algunas no son nuevas. Por ejemplo, la última. Los populares ya aprobaron en su convención de Benidorm un paquete de medidas de regeneración democrática que obligaban a todos los cargos públicos del partido a firmar ante notario que se apartarían de sus responsabilidades si eran encausados.

En sus dos discursos -el previo a ser proclamado presidente y el posterior-, el nuevo titular de la corporación provincial simplemente anunció, grosso modo, planes de futuro. Pero sin compromisos concretos. Así, por ejemplo, no pronunció ni una sola palabra del acuerdo que ha sellado con C's para adelgazar la estructura provincial, transferir las competencias impropias a otras administraciones y la supresión de jefaturas y organismos autónomos. Sólo avanzó que impulsará «una nueva Diputación para el siglo XXI» en la que primará la transparencia, la cercanía, el buen gobierno y la participación.

Ante la atenta mirada de José Císcar, al que C's le ha impedido optar a la Presidencia, Sánchez tendió la mano al resto de grupos y agradeció el apoyo que le ha brindado la formación de Albert Rivera para poder conservar el gobierno en la avenida de la Estación. Y es que la Diputación se ha convertido en el gran bastión de los populares en la Comunidad. Perdidas las alcaldías de Alicante, Valencia y Castellón, amén de la diputación valenciana, el gran refugio del PP estará ahora en la institución provincial alicantina. El acuerdo no fue fácil. Por lo menos, en sus orígenes. Antes de que Císcar diera su brazo a torcer, el resto de grupos con representación en el hemiciclo vieron serias opciones de aupar a la Presidencia al socialista José Chulvi. Pero cuando el jefe de los populares alicantinos reculó, todo se desbloqueó. Así lo admitió ayer el propio César Sánchez. «La democracia es pactar y dialogar, y cuando a los interlocutores nos une defender los intereses de esta provincia, llegar a acuerdos es sumamente fácil», zanjó al final de su último discurso.

Ahí se finiquitó un pleno distinto, el primero de la corporación provincial más plural de la historia. Las diferencias ideológicas fueron tales que hubo incluso una diputada que fue abucheada cuando tomó posesión. Raquel Pérez, de EU, no mostró su lealtad al rey ni a la Constitución, sino a «la clase trabajadora». También se opuso al «régimen injusto» que existe en España y aseguró que aportará su grano de arena para «la llegada de la República». Los pitidos poblaron entonces el hemiciclo. Sobre todo, por parte de los asistentes. Hasta la secretaria de la Diputación tuvo que lanzarle un aviso. Le dijo que así no podía asumir el cargo. Entonces llegaron los aplausos. Tras unos instantes de duda, el presidente de la mesa de edad, Pascual Díaz, le hizo entrega de sus credenciales.

La concejal de El Campello no fue la única que mentó la República. El nuevo portavoz de Compromís en la Cámara, Gerard Fullana, y su compañero José Manuel Penalva también lo hicieron. Y el candidato socialista, José Chulvi, avanzó que su grupo realizará «una oposición constructiva y en positivo».

La nueva Diputación ya ha echado andar. Lo hace con César Sánchez como presidente y con sólo seis mujeres en el hemiciclo. Una del PP, cuatro del PSOE y una de EU. «Algo tendremos que hacer, porque como hombre me sonrojo», admitió el nuevo titular de la institución, a preguntas de este diario, en la comparecencia pública que realizó a la conclusión de la sesión plenaria. La paridad, hoy por hoy, brilla por su ausencia.

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