A los cuatro meses de tomar posesión como conseller de Gobernación, Serafín Castellano ya estaba disparando contra las perdices presuntamente con todos los gastos pagados. El exgerente de Avialsa, Francisco Alandí, denunció en Anticorrupción que en aquella cacería de noviembre de 2007 «se hablaba de negocios», también del «gran contrato» que iba a firmar Vicente Huerta con la Generalitat o de cómo se iban a «perdonar los incumplimientos» contractuales por parte de Avialsa T35. Sea cierto o no que allí, en coto El Allozo, se comentaran estos extremos la Fiscalía sospecha que sí, lo cierto es que efectivamente Serafín Castellano no tuvo en cuenta que Avialsa se saltara el contrato y el pliego de condiciones de forma reiterada. Cuando Castellano llegó a Gobernación, Avialsa ya era la adjudicataria del contrato de la lucha aérea contra los incendios. De hecho, ya en época socialista tenía adjudicaciones. Pero las condiciones cambiaron a mejor para el empresario cuando Castellano cogió las riendas de Gobernación.
La tramitación dejó de ser ordinaria y pasó a la vía «urgente» y «anticipada». Apenas se otorgaban «ocho días para la presentación de las ofertas», se concreta en la denuncia. La variación más considerable se dio en el precio. En los años 2004 y 2005, el contrato y las prórrogas alcanzaron los 6.615.510 euros, a razón de 3,3 por temporada. En cambio, la primera de las adjudicaciones de Castellano a Huerta, la de febrero de 2008 para dos años, ascendió a 11.172.035 euros, unos 5,5 millones por cada campaña.
El segundo gran contrato que recibió Avialsa y que llevaba estampada la firma de Serafín Castellano es el de marzo de 2010 por 22.662.352 euros y cuatro años de duración. Acabó el 28 de febrero de 2014. Pero el exconseller lo prorrogó por dos años más, hasta el 29 de febrero de 2016, y 11,2 millones de euros. Fue la última contribución de Castellano a Huerta antes de dejar el Consell para convertirse en delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana.
