En la especie de operación transparencia que ayer desplegó el exdelegado del Gobierno y exconseller Serafín Castellano al airear su patrimonio y proclamar su inocencia evidenció lagunas de memoria de bulto. Castellano alude a un terreno rústico sobre el que pesa un préstamo hipotecario. El exconseller no explicó, pese a que contribuiría a aportar luz sobre sus relaciones con otros de los detenidos, que él y su esposa Nuria Rioja -casados en régimen de bienes gananciales- compraron una finca rústica de naranjos de 27.000 metros cuadrados en Llíria, a medias con María Ángeles González, la esposa de José Miguel Pérez Taroncher y colocada por Castellano en el Grupo Popular de las Cortes en 1996. El terreno se escrituró el 25 de abril de 2008 a nombre de la sociedad l'Alqueria Vella -constituida por los citados compradores- y costó 130.392 euros. 82.600 se pagaron gracias a un préstamo compartido y el resto se abonó con dinero en efectivo. El coche al que alude en su declaración de patrimonio es un Mercedes ML320 exactamente igual que el de Taroncher, ambos de Alemania y comprados en mismo día. Taroncher es íntimo de Castellano, con quien comparte cacerías y partidas de pilota. Nada más llegar a la conselleria de Sanidad, en 2000, el político del PP abrió las puertas de ese departamento a su amigo constructor. Taroncher fue coleccionando contratos a dedo y llegó a superar los 200, por un total de 7 millones de euros. 1, 7 millones se corresponden con adjudicaciones otorgadas por el propio Castellano. Cuando estalló el escándalo Taroncher, dejó de facturar con las tres empresas que tenía y empezó a hacerlo con una cuarta llamada DV-Cuatro.

En el comunicado, Castellano no abordó las cacerías que presuntamente le regaló Avialsa, ni tampoco del rifle de 1.861 euros.