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Mònica Oltra Jarque. Candidata de Compromís a la presidencia de la Generalitat

«Si el Gobierno no mejora la financiación, lo llevaremos a los tribunales»

Mònica Oltra (Neuss, Alemania, 1969) afronta uno de los retos de su vida

Mònica Oltra posa para la entrevista con INFORMACIÓN. FERNANDO BUSTAMANTE

El pasado fin de semana recibió el aval de más de 22.000 personas para optar a presidir la Generalitat. ¿Le da vértigo?

Me da mucho (risas), pero también mucha alegría. Se han pulverizado nuestras expectativas con las personas que se inscribieron en el censo de primarias y con la participación de más de un 60%. Cuando a la gente se le anima a participar, lo hace. No es cierto que pase de la política.

¿Se ve con opciones reales de llegar al Palau?

Con las que me dé la gente. Me presento para ser presidenta, no para ser subalterna de nadie ni la conciencia de nadie. Creo que estoy preparada y tengo las vivencias, las propuestas y la fuerza para serlo. Pero eso lo tienen que decir los ciudadanos. Me veo con capacidad, sí.

Si el resultado de las elecciones le sonríe y usted termina de presidenta, ¿cuál sería su primera medida?

Hacen falta dos planes de choque. Uno para la protección social, teniendo en cuenta la emergencia social en la que está la gente. Tenemos muchos conciudadanos que no saben ni cómo empezar el mes. Habrá que potenciar la renta garantizada de ciudadanía, los comedores escolares, las ayudas directas y los servicios sociales municipales a través de convenios con la Generalitat. Esto sería lo primero. En paralelo, el segundo plan de choque, que es igual de importante, es uno democrático. Venimos de una situación de corrupción generalizada de unas dimensiones insostenibles. Para que los ciudadanos se hagan una idea: en Madrid hay un exconsejero imputado, que es Francisco Granados, por el caso Púnica. El partido le apartó en 48 horas. Aquí tenemos 14 exconsellers imputados, procesados o condenados. Es una dimensión que no hay en ninguna otra parte de España. Aquí se sitúa a la máxima altura. Hay que hacer un plan de choque de leyes que proteja a la democracia frente a los corruptos.

Una de esas 14 personas es Milagorsa Martínez. ¿Qué le parece que se haya parapetado en la Alcaldía de Novelda en vísperas de ser procesada en el caso Gürtel?

Desde el punto de vista judicial, todo el respeto a la presunción de inocencia. Pero desde el punto de vista político me parece vergonzoso. Debería apartarse de la política.

¿Cree que habría que auditar la deuda?

Lo hemos defendido desde hace cuatro años, aunque ahora está de moda. Felizmente, con el triunfo de Syriza en Grecia es un tema que se ha puesto en primer término en el plano internacional. Es obvio que necesitamos saber por qué los países del sur se han endeudado tanto y quiénes son los grandes beneficiados. Y en qué medidas se han enriquecido algunos gobiernos. Decidiremos cuando sepamos qué deuda se ha generado de manera legítima para construir colegios u hospitales y cuál para enriquecer a unos pocos, o en inversiones que no eran viables, como la Ciudad de la Luz. Todo esto habrá que determinarlo. Se ha hecho en otros países.

¿Qué hará con la deuda histórica que mantiene el Gobierno central con la Comunidad?

Decirle al Gobierno central que eso hay que pagarlo y compensarlo. Queremos un sistema de financiación justo. No es posible que a los valencianos se nos trate como a ciudadanos de segunda. El agravio no puede seguir, porque es injusto.

¿Si el Gobierno no reforma el sistema de financiación a corto plazo, lo llevaría a los tribunales?

Sí, obviamente. El Gobierno lo tiene que entender a las buenas. Si no lo entiende a las buenas, tendrán que ser los tribunales los que lo determinen porque así es como funciona esto en un estado de derecho. Quiebra la igualdad y no se cumple ni con la Constitución ni con la Lofca. Si el Gobierno central se empeña en incumplirlo, tendremos que ir a los tribunales.

Este año deben cumplir con un déficit del 0,7%, algo que parece sumamente improbable. Madrid exigirá recortes. ¿Usted los haría?

El poder se centra en el artículo 135 de la Constitución, que pactaron PP y PSOE en agosto. Un gobierno se enfrenta a un dilema. ¿Qué artículo de la Constitución cumplo, el 135 o los que dicen que tenemos derecho al trabajo, que todos tenemos derecho a una vivienda, el derecho a la salud universal, el derecho a la educación...? No entiendo porque incumplir el 135 es un pecado mortal, pero incumplir derechos fundamentales no lo es. Lo importante y prioritario es cumplir con los artículos que establecen los derechos de los ciudadanos. Una vez que se cumplan seguimos con el resto hasta llegar al 135. Antes de él hay muchos. Si no se puede alcanzar el objetivo de déficit porque hay que cumplir con el derecho a la salud, pues lo primero es lo primero. Eso lo tiene que entender el PP, la señora Merkel y el Banco Central Europeo.

¿Usted es el azote del PP?

No (risas). No me gusta azotar a nadie, al menos en política (risas). No he sido el azote del PP, pero sí una luchadora contra la corrupción, la indecencia y el abuso de poder. Me subleva el abuso de poder. Y el PP lo ha practicado.

¿En qué se ha equivocado el PP durante los últimos 20 años?

En su pésima gestión. No solo por la corrupción se pierde dinero público. Son muy malos gestores y encima han defendido los intereses de cuatro poderosos amigos suyos frente al interés colectivo. Ese es el reproche más grande que le hago al PP.

¿Qué le parece que diputados como Francisco Camps apenas pisen las Cortes?

Es su tónica. Tampoco las pisaba cuando era presidente. Es un desprecio constante a la democracia. Nace de esa práctica del abuso de poder y de la idea de que está por encima de la democracia. Fabra tampoco las pisa mucho.

¿Qué opina de Sonia Castedo?

Cayó en la trampa de querer vivir la vida de los ricos. Y cuando te subes a un yate es muy difícil bajarte.

¿Entiende que, dadas las circunstancias, el PP continúe siendo el partido con más apoyo en la Comunidad, según las encuestas?

Sí lo entiendo porque hay un voto ideológico. Pero me cuesta comprender que ese voto no tenga un castigo, porque por muy ideológico que sea, si me están robando, deberían castigarle. Si yo fuera votante del PP sería la primera interesada en que ese partido se regenere. Y eso solo puede pasar si los ciudadanos le castigan. Pero no comparto eso de que será el partido más votado. En este momento las encuestas le dan un 30%, que es menos que un 70%. Habrá todo un espectro de opciones mayoritarias al PP porque suman más que ellos.

Hábleme de posibles pactos. ¿Ve factible un tripartito o un cuatripartito tras el 24-M?

Esa pregunta hay que responderla después de las elecciones. Sí que veo un panorama de multipartidismo, y eso me gusta. Supone anteponer el diálogo a la fuerza de los votos. Ningún partido tendrá mayoría absoluta, y eso es una buena noticia para la democracia. Como ciudadana nunca me ha gustado que se mercadee con mi voto. Por lo tanto, no me lo planteo ahora.

¿Qué condiciones pondría Compromís para llegar a un acuerdo?

La propuesta. Haremos un acuerdo con las fuerzas que estén en un panorama de cambio político y emancipador. Defenderemos los intereses de la colectividad frente a los de unos cuantos, apostaremos por una economía al servicio de las personas y los servicios públicos, ayudando a que los más vulnerables tengan protección, que la justicia sea para todos y tenga medios... El programa puede ser de 10, 15 ó 30 puntos. Esa será nuestra alianza.

¿Usted o alguien de Compromís son casta?

No (risas). Desde luego que no. He mirado a la casta a los ojos y he tenido la suerte de no convertirme en piedra cuando les he mirado. Les he combatido y les he sufrido. Sé perfectamente cómo actúa la casta y el frío que hace fuera de la casta. Todos los días me miro al espejo y me reconozco.

¿De qué se siente más orgullosa en la última legislatura?

Sobre todo del trabajo que hemos hecho. Somos un grupo pequeño de seis diputados y somos el que más ha trabajado en las Cortes en términos relativos. Me enorgullezco de la capacidad para compaginar la crítica con las propuestas. Y de la capacidad de construir un proyecto colectivo. No hay machos ni hembras alfas. Existe la coralidad y todo el mundo aporta.

¿Se arrepiente de algo?

Hay cosas que habría hecho de otra manera. En algún momento me habría callado... Pero estoy satisfecha de estos cuatro años. También de nuestra batalla judicial. Como hormiguitas hemos cambiado la jurisprudencia de este país.

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