Los instrumentos habilitados por el Estado para rescatar a la Comunidad -Fondo de Liquidez Autonómica y Plan de Pago a Proveedores- le han insuflado oxígeno a corto plazo para afrontar pagos pero, a medio y largo, no hacen sino ampliar la fosa. Es la conclusión del informe de la Sindicatura sobre la fiscalización de la gestión de la Generalitat en 2013 que el Síndic Major, Rafael Vicente Queralt, entregó ayer al presidente de las Cortes, Alejandro Font de Mora. El documento levanta autopsia a la Generalitat por las pavorosas cifras sobre su situación financiera -patrimonio neto negativo de 17.793,3 millones y déficit de liquidez de 14.507,4 millones- pero, por primera vez, el auditor hace una reflexión sobre los mecanismos aprobados por Madrid. Y resulta demoledor. «La articulación de la financiación estatal a través de mecanismos especiales de financiación vía endeudamiento dificulta los objetivos de déficit y deuda, y la sostenibilidad financiera futura de la Comunidad». Esto es, los préstamos del FLA y del PPP le dan liquidez en el día a día pero el Consell no podrá soportar este ritmo de más déficit y deuda.

Hasta 2013, el Ejecutivo necesitó esa financiación del Estado vía endeudamiento por 15.021,9 millones, de los que 10.902,3 son de 2012 y 4.119,5, de 2013. Estas cantidades ya se han superado en 2014. Para el auditor, estos mecanismos «deberían sustituirse por la reforma del sistema de financiación autonómico de forma que se dotara a la Comunidad con recursos similares a la media del resto de comunidades». El Síndic asevera que el sistema de financiación -que Rajoy no ha modificado- «penaliza de forma notable a la Comunidad» y, junto a la caída de los ingresos, es origen del déficit. Hoy, el Consejo Fiscal traerá algo de alivio ya que el Estado perdonará a las regiones el interés por sus préstamos.

A diferencia de 2012, el Síndic determina el «gasto real» de la Generalitat en 2013. Una labor compleja, ya que esos años se entremezclan los gastos ordinarios con el abono de facturas de ejercicios anteriores que afloraron con el rescate del Estado. El resultado es que en 2013 el Consell reconoció obligaciones por 13.539 millones (520 menos que en 2012), frente a unos ingresos de 10.587,8 millones (15,5 menos que el ejercicio anterior). El año pasado la Generalitat gastó 2.292 millones menos que en 2009, mientras ingresó 2.548 millones menos.

17.793 millones de «quiebra»

La quiebra de la Generalitat se agranda. Así, los fondos propios (patrimonio neto) negativos pasan de 14.145 millones a los citados 17.793. Si la Generalitat vendiera todos sus bienes y ejecutara sus ingresos, aún tendría que pagar 17.793 millones para liquidar todas su deudas. El «fondo de maniobra negativo» (déficit de liquidez) también se amplía, de 14.397 en 2012 a 14.507,4 millones. La auditoría constata además que la Generalitat finalizó 2013 con un déficit contable real de 8.421 millones, ya que a los 4.030 millones de remanente de tesorería negativo habría, apunta, que sumarle otros 4.053 millones de gasto admitido en el balance pero no en el presupuesto por falta de cobertura, además de 338 millones de ingresos cuyo cobro cuestiona el Síndic.

Como sucedió ya en 2012, el año pasado el Consell no ocultó gasto. Pero eso no significa que no tenga facturas en los cajones, concretamente en el «cajón legal» de la «cuenta 409», que incluye el gasto sin cobertura, por 2.493,9 millones. Ahí se incluye gasto sanitario por 1.098 millones, la deuda con Ciegsa (771) o las ayudas a la vivienda (239).