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La operación para intentar relevar a Castedo divide al PP

La falta de unanimidad sobre la fórmula para promover la renuncia ralentiza la solución

La operación para intentar relevar a Castedo divide al PP

Entre la cúpula del PP se ha extendido una opinión muy generalizada de que ha llegado el momento de buscar una solución a la situación de la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, doble imputada por el supuesto amaño de proyectos urbanísticos. Pero, sin embargo, ni hay unanimidad sobre el camino a tomar ni tampoco sobre la estrategia. Signo de debilidad y de la delicada situación en la que los populares de la Comunidad y de la provincia se mueven a siete meses de las decisivas elecciones municipales y autonómicas de 2015. Apenas 24 horas después del comunicado del presidente del PP en Alicante, José Císcar, que desautorizaba a Castedo y le enseñaba la puerta de salida, la cúpula popular, pese a sus deseos, no sólo se mostró incapaz de trazar una hoja de ruta para forzar la renuncia de la primera edilforzar la renuncia sino que, además, tampoco tiene consenso sobre una vía que, pase lo que pase, avivaría la tensión interna. Hasta el punto de que altos dirigentes populares confesaron que la operación se puede enquistar a sabiendas, incluso, de que el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se juega mucho en la resolución de un conflicto que tiene, a día de hoy, resonancia en toda España.

Durante la jornada, la expectación se extendió entre los corrillos de los notables populares. La reacción de Císcar ante la tensión del acto del martes en Alicante cuando Castedo y Fabra se desautorizaron a cuenta de la existencia de contactos para provocar su marcha, alimentó la sensación de una resolución casi inmediata. A mediodía, el presidente de la Generalitat reunió a su Consell en una convocatoria informal. Pero el encuentro se centró en el cierre de los presupuestos para 2015. Por la tarde, en los momentos previos a la reunión del comité de dirección regional de los populares -un sanedrín del que forman parte la número dos, Isabel Bonig, y todos los vicesecretarios-, sí se escucharon reflexiones de altos cargos del PP favorables a provocar la marcha de Castedo pero, a la vez, conscientes de que el panorama es difícil y de que todas las salidas son malas. Quiero pero no puedo. Como hasta ahora.

Es cierto que dentro de la cúpula del PP hay un clima favorable a coger el toro por los cuernos y resolver la situación. Un punto de difícil retorno. La aparición de nuevas tramas de corrupción vinculadas a cargos populares obligan a intensificar la presión con medidas drásticas para intentar poner la maquinaria interna en condiciones de ganar credibilidad de cara a una cita electoral decisiva. Pero nadie sabe qué hacer con Castedo, que no se presta a negociar una salida con la cúpula del PP y que tampoco está dispuesta a marcharse ni por asomo de la alcaldía, reconocen fuentes populares. Está parapetada en la trinchera y, por ahora, no se moverá ni un milímetro.

Todas las soluciones legales que se pueden adoptar -moción de censura, elección de nuevo alcalde por dimisión de Castedo o por una cuestión de confianza o forzar el pase de la primera edil al grupo de no adscritos- necesitan del respaldo de los concejales en el Ayuntamiento de Alicante. Y el sondeo que se maneja entre los dirigentes del PP evidencia que falta unanimidad entre los regidores populares alicantinos sobre las medidas que deben tomarse contra Castedo, una diferencia de criterios en lo que también incide el hecho de que la dirección popular continúa dudando sobre el camino que debe tomar con la alcaldesa de Alicante para acelerar su marcha. Así las cosas, después del paso hacia delante que supuso el comunicado de Císcar, el proceso entra ahora en un compás de espera que nadie sabe cuándo terminará ni tampoco hacia dónde puede conducir.

Altos carogos del PP reconocieron que, pese a la visita de Rajoy a Alicante del próximo martes, no se espera una resolución inmediata durante los próximos días. Continuarán los movimientos y los contactos pero sin fecha. Una tesis que la propia Isabel Bonig, número dos de Fabra en el PP, dejó clara durante un acto en Castellón. «Las medidas contra Castedo se tomarán en su momento», despachó la cuestión.

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