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El PP acelera para intentar provocar cuanto antes el relevo de Sonia Castedo en Alicante

La cúpula provincial emite un comunicado desautorizando a la alcaldesa y le exige «ejemplaridad»

El PP acelera para intentar provocar cuanto antes el relevo de Sonia Castedo en Alicante PILAR CORTÉS

A la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, con una doble imputación a cuestas por el supuesto amaño de planes urbanísticos, le ha llegado el momento. Así lo entiende la dirección del PP que ha decidido acelerar al máximo para provocar la caída de la munícipe cuanto antes. Después de una jornada plena con tensión y distancia entre Castedo y Alberto Fabra durante un acto institucional organizado por la Diputación de Alicante, la ejecutiva provincial del PP, mandatada por la normativa interna popular para realizar a Madrid la propuesta del candidato a la alcaldía de Alicante, emitió un comunicado en el que, por vez primera, desautoriza abiertamente y en público a Castedo pero, además, exige «ejemplaridad» a la primera edil como «demandan y merecen» los ciudadanos. Blanco y en botella. El asedio final para provocar la caída de Castedo, alimentado además por la decisión drástica que ha tomado el PP con los implicados en la última trama corrupta destapada en Madrid y ramificada en la Comunidad, ya ha comenzado. Y, en esta ocasión y a priori, parece una cuestión de tiempo.

El malestar en la cúpula del PP por la decisión de Castedo de atrincherarse se remonta a hace semanas. Especialmente desde que este periódico destapó una segunda imputación contra Castedo por el supuesto arreglo del plan urbanístico de Rabasa a favor del empresario Enrique Ortiz. Desde ese momento, se ha ido incrementado poco a poco la presión, sin ir más lejos, con la ausencia de Fabra del primer acto institucional de la Volvo. O con el durísimo documento contra los imputados por corrupción, avalado por los discursos de Fabra y José Císcar, que la cúpula provincial del PP acordó en la convención que se celebró en Benidorm hace dos fines de semana con la ausencia de Castedo. Desde ese día, como apuntaron fuentes populares, la decisión de provocar ya la caída de la primera edil estaba tomada al existir un acuerdo unánime de más de un millar de afiliados. Existía un apoyo claro y explícito a la operación.

El problema, como ahora, era encontrar una vía para forzar la marcha de Castedo. La decisión del PP de expulsar «ipso facto» a los detenidos en la operación Púnica -la última red corrupta vinculada a los populares que ha destapado la Policía- ha redoblado la necesidad de Génova de afrontar una «limpieza» inmediata para intentar recuperar credibilidad. Y el divorcio que la primera edil y Fabra escenificaron ayer en Alicante, entre la perplejidad de los cargos populares, se convirtió en la espita que precipitó todos los movimientos. Castedo, inicialmente, aseguró que nadie le había dicho nada sobre su futuro político. A continuación, sin embargo, Fabra garantizó que el vicepresidente José Císcar ya le había comunicado su relevo como candidata en Alicante y reiteró, con contundencia, su discurso contra la corrupción ligándolo, incluso, a los últimos movimientos de la operación Púnica. «Conmigo no ha hablado nadie. Punto y pelota», replicó la alcaldesa.

La situación, explicaron estas mismas fuentes, agotó la paciencia de Fabra y Císcar. Ambos retornaron a Valencia para afrontar una situación ya insostenible a la que se suma, además, la presión de algunos concejales para provocar de inmediato la salida de Castedo. En medio de esos contactos, con la operación contra la regidora alicantina convertida en un secreto a voces del ágora popular y con la visita de Rajoy a Alicante del próximo martes como una posible fecha tope, pasadas las ocho de la tarde, la dirección provincial del PP -mientras se celebraba un acto en la sede con la participación de la consellera Asunción Sánchez-Zaplana, principal aspirante a sustituir a Castedo como alcaldable- emitía un comunicado que supone un torpedo en la línea de flotación de la regidora alicantina y la evidencia de las intenciones de la cúpula del PP.

La ejecutiva de los populares alicantinos desautoriza por completo a Castedo. Asegura que Císcar tiene contactos tanto «institucionales» como «privados» con todos los ediles, incluida la alcaldesa de Alicante. Y, además, recalca que el presidente provincial habría mantenido hasta tres contactos directos con Sonia Castedo en actos relacionados con la Volvo Ocean Race. Con todo, el tercer y último punto es el más duro. Recuerda el compromiso de «ejemplaridad» de todos los cargos aprobado en la citada convención provincial; ratifica que los imputados por corrupción no estarán en ninguna lista electoral en 2015; y advierte de que esos compromisos no contemplan excepciones que es lo que «demandan» y «merecen» los ciudadanos. «Así se ha transmitido desde la dirección provincial a todos los munícipes, entre los que por supuesto se encuentra la alcaldesa de Alicante», concluye una nota que le abre la puerta de par en par a Castedo.

El problema, sin embargo, todavía está encima de la mesa del PP. ¿Cómo sustanciar el relevo? La cúpula popular es partidaria de una solución provisional con un alcalde de transición hasta que se nombre candidato, movimiento que por ahora Madrid rechaza adelantar. Una salida temporal para intentar calmar los ánimos, rebajar la tensión en Alicante y tratar de encarar los comicios locales de 2015 con un nuevo discurso alejado de los problemas de Castedo.

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