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La caza del topo abre otro frente entre Fabra y Císcar

El interrogatorio al responsable de prensa del vicepresidente agrieta la relación entre ambos

La caza del topo abre otro frente entre Fabra y Císcar

La relación entre el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y su número dos en el Consell, José Císcar, no atraviesa por su mejor momento. Es evidente. Desde que el jefe del Ejecutivo decidiera suprimir las tres delegaciones del Consell en la Comunidad en junio de 2013, con el consiguiente despido en Alicante de Juan de Dios Navarro -de la total confianza de Císcar-, uno y otro se han ido alejando de manera progresiva. La salida de Císcar de la portavocía de la Generalitat, la purga de personal afín a él, el ascenso de Esther Pastor... y ahora, la caza del topo del topo que filtró información sensible del Palau. El interrogatorio que practicó el jefe de los escoltas de Fabra al responsable de prensa del vicepresidente, Juan Botella, ha terminado por agrietar la ya de por sí delicada relación entre ambos. El periodista tuvo que someterse varias horas a las preguntas que se le formularon porque desde Presidencia se pensaba que el filtrador estaba en el entorno de Císcar. Y al vicepresidente, como es normal, no le sentó nada bien.

La tensión y desconfianza entre ambos, tal y como admiten altos cargos del PP, alcanzó también un momento álgido cuando el topo comenzó a salir de su madriguera. En concreto, cuando filtró el contrato del jefe del Consell con un entrenador personal, la nómina de Fabra, una factura telefónica de 7.500 euros de la abogada general de la Generalitat, los tiques de la cena y la comida que el presidente compartió con los consellers en la Navidad de 2012 con cargo al erario público y el informe interno que circuló en el Palau para tratar de desenmascarar al topo. Cuando todos estos documentos vieron la luz a través de los medios de comunicación, el cerco se estrechó sobre el vicepresidente y su personal de confianza. Fabra, incluso, aprobó una orden para evitar nuevas filtraciones aprobó una orden para evitar nuevas filtraciones y dio una serie de órdenes para evitar más fugas de información.

La «caza de brujas» no solo ha enfrentado a ambos, sino que además ha provocado un enconado enfrentamiento entre sus equipos de trabajo. «No se pueden ni ver», sentenció ayer un dirigente popular. La situación se ha agravado hasta tal punto que en la calle Quart, incluso, se está comentando la posibilidad de que antes la cita con las urnas se produzca una nueva remodelación de Gobierno. El tiempo dirá.

Pero es que, además, la tensión entre ambos es ya patente en Génova. Un documento elaborado por dirigentes del PP valenciano que manejan cargos de la dirección nacional relata con precisión el interrogatorio al jefe de prensa del vicepresidente, José Císcar, motivado por la psicosis que se ha instalado en el Palau por las filtraciones de documentos.

En el texto, que circula por los despachos del PP en Madrid, se considera este hecho como un nuevo episodio del «acoso y derribo» al que estaría siendo sometido Císcar por parte del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y de su mano derecha, la secretaria autonómica de Organización, Esther Pastor. Además, en el escrito se realiza un repaso crítico de la gestión de Fabra y se cuestiona duramente su liderazgo.

El informe asegura que el jefe de seguridad de Fabra habría presionado al jefe de prensa de Císcar para que se autoinculpara como filtrador de los gastos de Presidencia de la Generalitat o que acusara de ser el topo a quien quisiera. Además, según el documento, el policía habría amenazado al cargo de confianza con ser destituido o con encerrarlo en el calabozo. El comisario de la Policía Autonómica, siempre según el informe, llegó a citar de manera intimidatoria a la familia del periodista.

Hechos registrados ante notario

El documento revela que el jefe de prensa de Císcar habría acudido a un notario tras lo ocurrido para dar fe de lo sucedido y de esta manera preservar su seguridad y la de su familia. El escrito también asegura que el vicepresidente de la Generalitat «sabe» que ha sido objeto de grabaciones telefónicas ilegales y que «es conocedor» de que están buscando su imputación en un caso que vendría de su etapa como alcalde de Teulada.

El escrito, titulado «Situación actual en la Comunidad Valenciana», critica duramente la gestión del presidente Alberto Fabra y hace un repaso de los posibles motivos del «hundimiento del PP valenciano». Cuestiona la falta de liderazgo del jefe del Consell y asegura que el 93% de altos cargos del Gobierno valenciano rechazan su gestión. Sus únicos apoyos, añade, son el conseller de Sanidad, Manuel Llombart, y el de Economía, Máximo Buch.

Las relaciones y el apoyo de los empresarios o la sociedad valenciana son nulos, según el texto. Cuestiona también la gestión interna del partido porque habría dejado de lado a tres pesos pesados: la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá; el presidente de la Diputación de Valencia, Alfonso Rus, y el vicepresidente Císcar.

Por su lado, la portavoz del Consell, María José Catalá, aseguró ayer que la investigación que ha puesto en marcha la Generalitat para esclarecer el interrogatorio será de «ámbito interno» y «reservado». Catalá tuvo conocimiento de esta circunstancia «este fin de semana» -cuando lo publicó este diario- y recalcó que «se ha abierto una investigación por parte de la Conselleria de Gobernación de ámbito interno y carácter reservado».

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