Los diputados autonómicos regresarán a sus escaños en el hemiciclo del Palau dels Borja el próximo 23 de septiembre, y lo harán tras haber disfrutado de 68 días de vacaciones. Ni más ni menos. Y lo peor es que llueve sobre mojado, porque estos dos meses de asueto se vienen a sumar a los otros dos que ya tuvieron en Navidad, sin contar otros parones intermedios por Fallas, la Magdalena de Castellón, Semana Santa, las elecciones europeas o las Hogueras, y todo ello en unos tiempos en los que, apelando a la crisis y a la austeridad, cualquier español de a pie acaba trabajando más por menos.

En total, el calendario que llevó ayer el PP a la Junta de Síndics incluye la celebración de nueve plenos, cinco de ellos con sesión de control al jefe del Consell, Alberto Fabra. El primero de ellos, el del debate de política general, llegará el 23 de septiembre, y se prolongará hasta el día siguiente. El programa también prevé cinco plenos ordinarios y tres para la tramitación y aprobación de los presupuestos autonómicos para el próximo año.

Las Cortes celebraron su última sesión antes del parón estival el pasado 17 de julio, y, además, sin que en esa ocasión hubiera sesión de control a Alberto Fabra. A partir de ahí, la actividad ha sido muy puntual, con unas cuantas comisiones y poco más, dentro de la estrategia de los populares de evitar a toda costa cualquier paso que pueda desgastar más al PP, sobre todo ahora que las elecciones están más cerca. De hecho, las peticiones de la oposición para que se adelantara el periodo de sesiones a esta semana, como propuso el PSPV-PSOE, o las demandas de cualquier otro tipo de convocatoria que conllevara algún tipo de actividad en el hemiciclo durante el corte estival acabaron cayendo en saco roto.

Con este caldo de cultivo, la lectura que se hizo desde un lado y otro fue la lógica. Por un lado, el síndic del PP, Jorge Bellver, defendió a capa y espada tras la Junta de Síndics el calendario, y subrayó que no sólo era «idéntico» al del mismo periodo de sesiones de otros años, sino que incluso lo comparó con Andalucía, el feudo socialista por antonomasia, donde dijo que se celebrarán ocho sesiones, frente a las nueve que se han previsto para el hemiciclo valenciano. Por otro lado, los tres grupos de la oposición -PSPV-PSOE, Compromís y EU- no pudieron ocultar su rechazo por un periodo de sesiones que consideraron que empieza tarde y mal, con un programa de sesiones insuficiente y que, al final, viene a «minimizar» la actividad del Parlamento autonómico, con el objetivo de controlar y acallar a la oposición. En cualquier caso, y valoraciones al margen, lo cierto es que los diputados acabarán acumulando otros 68 días más de vacaciones.