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En las Cortes no empieza el curso

El PP mantiene el hemiciclo autonómico sin plenos y sin apenas actividad desde hace casi dos meses

El presidente de las Cortes, Juan Cotino, entra en su escaño del hemiciclo autonómico EFE

A diferencia de las miles de aulas escolares de la Comunidad, en el hemiciclo de las Cortes Valencianas sí hay aire acondicionado para combatir el sopor que acompaña este caluroso arranque de septiembre. Pero, por contra, en el parlamento autonómico, los diputados del PP, con mayoría para ahormar el calendario de sesiones a su antojo, han decidido alargar las vacaciones. No sufrirán los efectos de la calima que, sin embargo, sí están padeciendo los alumnos de colegios e institutos de la Comunidad. En las Cortes, con la Generalitat instalada en una grave crisis política y financiera, el curso aún no ha empezado. Y lo peor de todo: es casi seguro que los «novillos» parlamentarios del PP se alarguen hasta finales de septiembre.

Desde que los problemas crecen en el Palau de la Generalitat y en las filas populares, la mayoría del PP se ha empeñado en reducir el papel de las Cortes a la mínima expresión. Quieren evitar, por todos los medios, que las sesiones parlamentarias se convieran en una caja de resonancia para la oposición justo cuando entramos en un momento clave de la legislatura: restan menos de diez meses para unas elecciones autonómicas inciertas en las que el PP, por vez primera en dos décadas, se juega su hegemonía política. Así que cuando menos ruido haya en las Cortes, mucho mejor para los populares. Y si lo hay, al menos, que esté «controlado» y que sirva para rearmar el discurso del PP y del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, de cara a la decisiva contienda electoral.

Las Cortes celebraron su última sesión plenaria el 17 de julio, una convocatoria en la que, además, por ejemplo, no hubo sesión de control con preguntas al jefe del Consell. Desde entonces a hoy han transcurrido 53 días sin apenas actividad. Unas cuantas comisiones, al cambio una especie de torneo de verano de pretemporada; el desbloqueo de la Sindicatura de Greuges que sirvió para que el PP y el PSOE se repartieran cargos y asesores; y algún acto institucional. Muy poca cosa más. Los populares se han encargado de rechazar que el inicio del periodo de sesiones se adelantara a esta misma semana, tal y como proponían los socialistas. Pero también de bloquear todas las convocatorias realizadas por la oposición parlamentaria para abrir las Cortes en verano.

Así las cosas, por ejemplo, durante las vacaciones, el PSPV ha solicitado la convocatoria de la Diputación Permanente -el foro de guardia de las Cortes entre uno y otro periodo de sesiones- para debatir sobre el veto ruso, la negativa de Madrid a cambiar el modelo de financiación autonómicanegativa Madrid modelo financiación autonómica, el desvío de 1.800 millones investigado por Bruselas en facturas de Sanidad Bruselas facturas Sanidad y una comparecencia sobre los contratos firmados por la Generalitat con la trama Gürtel. «Esta negativa demuestra que no tienen nada que ofrecer a los ciudadanos», denunció el socialista Antonio Torres.

A los diputados de Compromís, por su parte, les han negado una petición de comparecencia de la consellera de Bienestar Social, Asunción Sánchez Zaplana, para aclarar la relación de la Generalitat con las empresas de la familia Cotino y el constructor Enrique Ortiz, imputado en Gürtel y Brugal; un debate sobre la investigación abierta por Bruselas sobre las facturas de Sanidad ocultas; otra sesión sobre los supuestos pagos irregulares de facturas con dinero procedente del rescate;pagos irregulares facturas rescate y la comparecencia del presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, para hablar sobre las medidas que permitan garantizar la suficiencia financiera de las cuentas autonómicas. Nada de eso se va a abordar y hoy mismo podría quedar fijado el inicio del periodo de sesiones para la última semana de septiembre con el debate de Política General, el más importante del año y con el que, obligatoriamente, tiene que arrancar la segunda mitad de la actividad parlamentaria anual. Así las cosas, en función de la fecha en la que se acabe fijando esa sesión, sus señorías acumularían entre 65 y 70 días de vacaciones. Y eso que sí tienen aire acondicionado.

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