Censura de los «actos cuestionables» hechos por el PP desde el Gobierno autonómico en el pasado, con una alusión clara aunque no explícita a la etapa de Francisco Camps; reconocimiento de que se ha perdido la confianza de los ciudadanos; invitación a irse del partido a aquellos que lo «avergüenzan» por estar mezclados en escándalos de corrupción; confirmación de que no habrá imputados en las candidaturas de las próximas elecciones municipales y autonómicas; y propuesta al PSPV de un pacto para que gobierne la formación más votada en las próximas elecciones. Todo de corrido.
El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, se mostró ayer más contundente que nunca en la intervención que protagonizó en Alicante invitado por el Rotary Club Alicante Costa Blanca, horas después de que supiera que una vez más una buena noticia -el descenso del paro en la Comunidad- iba a quedar en segundo plano a causa de los procesos judiciales que dirigentes y exdirigentes del Consell y del PP tienen pendientes. Espoleado por ello y consciente de que el tiempo se agota, Fabra no hizo esta vez matizaciones a un discurso a la vez crítico y autocrítico. «La gente está cansada de que no le hablen claro», comentó cuando se iba.
Fabra no tardó ni cinco segundos, desde que le cedieron el atril ante un auditorio para nada hostil pero sí dispuesto a no dejar asunto importante sin poner sobre la mesa, por espinoso que fuera, en iniciar el acto de contricción a la vez que marcaba una distancia definitiva con la gestión de su antecesor. «Hicimos actos cuestionables desde el Gobierno, actos que alguien como yo no comparte», afirmó, para entrar a matar a renglón seguido: «Renovar el partido desde el actual gobierno no ha sido fácil. Se forman círculos y que llegara un presidente sin mochila y sin compromisos no resultó sencillo para nadie». Acababa de dejar claro, por si no lo estaba antes, que se estaba refiriendo a Camps y sus seguidores cuando hablaba de actuaciones cuestionables.
«Fuímos nosotros»
Sin levantar el tono de voz ni enfatizar palabra alguna, sin papeles tampoco a la vista, Fabra admitió, también en pasado, que «la gestión de la Generalitat no era merecedora de confianza», y por si alguien no le había entendido concretó: «Muchas de las cosas que ahora estamos rectificando las hicimos nosotros porque llevamos 19 años gobernando y eso es lo que no ha sido fácil, pero había que hacerlo. No se pueden buscar excusas -reconoció-, cuando uno tiene la responsabilidad de gobernar tiene que hacer algo».
¿Algo como qué? El jefe del Consell también intentó responder a eso. Destacó los esfuerzos de su gobierno por reducir la Administración para hacerla viable y llevar a cabo recortes sin tocar, según él, las áreas sensibles: Educación, Sanidad, Servicios Sociales. Subrayó también la lucha contra el desempleo y afirmó que la bajada conocida ayer y referida al último trimestre no es un dato aislado, sino «una tendencia». Y luego volvió otra vez al discurso contra la corrupción, expresado de forma más tajante que nunca.
«Tenemos que recuperar la confianza de los ciudadanos, que la hemos perdido por las cosas que hemos hecho», repitio tras reconocer que las elecciones europeas habían supuesto un toque de atención que significaba «que no estamos ante una etapa de cambios, sino ante un cambio de etapa». Para proseguir: «Hemos tomado decisiones muy complicadas contra la corrupción, graves pero siempre argumentadas».
«A veces sentimos rubor de lo que se dice por ahí de nosotros, se ha arrastrado el nombre de ciudades y de la comunidad autónoma. Pero que sepan todos que la etiqueta de partido corrupto es el pasado», afirmó. «En mi gobierno no caben los imputados».
Hizo una breve pausa para expresarse con más rotundidad aún y proclamar: «Sé lo que digo y donde lo digo, pero no caben los imputados porque no se lo merecen los ciudadanos. Que nadie tenga que desviar la mirada por avergonzarse de algo que haya hecho un dirigente nuestro. No cabe que alguno manche nuestra imagen y eso nos haga perder las elecciones. Si alguien se ha equivocado, ya sabe dónde está la puerta». La alusión a Castedo -con ese «sé lo que digo y donde lo digo» pronunciado en el salón Mediterráneo del hotel Meliá y ante más de cien rotarios, en su mayoría profesionales liberales o empresarios de la ciudad- fue más que evidente.
Trato injusto
El presidente también habló de financiación. Admitió que Rajoy no iba a cambiar ahora el modelo, que perjudica notablemente a la Comunidad Valenciana, como se ha confirmado al hacerse públicas esta semana las balanzas fiscales de todas las autonomías, e hizo también aquí autocrítica: «Hemos estado infrafinanciados y puede ser que también haya habido por nuestra parte despilfarro, pero el pasado no se cambia y hay que centrarse en el futuro». Así que Fabra exigió, si no hay nuevo modelo de financiación, un fondo de compensación que corrija esa discriminación. «Se está cometiendo una injusticia que no admito y tienen la obligación de darnos la razón. No podemos salir de la crisis más tarde que los demás por aportar cuando deberíamos recibir».
