El anuncio de la Comisión Europea se produjo apenas unos minutos antes de la habitual comparecencia semanal de la consellera María José Catalá para informar de los asuntos tratados en la reunión del Ejecutivo autonómico. Sin apenas datos, como ella misma reconoció, la consellera sí admitió la «preocupación» del Consell por la investigación de la Unión Europea y avanzó que, como poco, se tendrá que abrir un expediente informativo. «Por supuesto que genera preocupación pero debemos valorar la denuncia para poder pronunciarnos», aseguró. Interpelada por si se iba a abrir una investigación interna dentro de la administración autonómica, aseveró: «Siempre que pasa algo así se abre expediente informativo cuanto menos».
Lo cierto es que la resolución de la Comisión Europea a propuesta del Eurostat cayó como un jarro de agua fría tanto en el Consell como entre la cúpula del PP. Los nervios se desataron por una decisión que llega en un momento muy inoportuno para Alberto Fabra, preocupado ayer por todos los detalles del asunto. Después de la debacle de las europeas, el presidente de la Generalitat se había puesto en marcha para intentar retomar la iniciativa. ¿Cómo? Redoblando su presión a Madrid en una alianza con los empresarios para exigir una mejor financiación al Estado además de un incremento de las inversiones. Esta iniciativa de la Unión Europea, desde luego, rompe con su estrategia. Concede munición a las autonomías que siguen sosteniendo que la Generalitat debe hacer sus deberes antes de reclamar más dinero y que no se puede premiar a los gobiernos que han dilapidado, según su versión, el dinero por la mala gestión. Y, más allá de eso, supone un duro golpe para la reputación de la Comunidad, por los suelos desde hace tiempo a raíz de los datos de la deuda o del descontrol del déficit. Un fuerte impacto sobre la marca: la primera actuación del nuevo mecanismo de control del Eurostat recae directamente y, en exclusiva, sobre el Consell.
