La exigencia de aplicar más recortes en la Comunidad y su negativa a negociar un nuevo modelo de financiación ha terminado por abrir una grandísima brecha entre Madrid y el Consell. A sabiendas de que los vaticinios demoscópicos le colocan entre la espada y la pared y de que en este episodio se juega gran parte de su credibilidad para llegar con opciones a los decisivos comicios autonómicos de 2015, el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, cargó con toda su artillería contra el Gobierno. El propio jefe del Consell salió a la palestra junto al grupo en las Cortes, la cúpula regional del PP y hasta la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, para censurar a Antonio Beteta, número dos de Cristóbal Montoro en Hacienda y que ejerció, una vez más, de perro de presa contra las reivindicaciones de la Comunidad, la autonomía con peor financiación de toda España. «Ya no hay más donde rascar», subrayó de forma gráfica Barberá para tomar posición junto al Consell y plantar cara a Madrid en la negativa a aplicar nuevos recortes.
Después de haber llamado a capítulo a Beteta -que pasó de invitado estrella del Consell a enemigo público con sus declaraciones en presencia del conseller Juan Carlos Moragues- durante una reunión privada en el Palau de la Generalitat, Fabra se ha puesto a la cabeza de manifestación. «No podemos acometer más recortes. No caben más sacrificios de los ciudadanos. No podemos hacer más», aseveró durante un acto en Valencia para, acto seguido, reclamar a Rajoy un nuevo sistema de financiación que cubra los gastos autonómicos en Sanidad, Educación y Bienestar Social. Cabe recordar, en este sentido, que el Consell, con el dinero que recibe del modelo, cubre apenas un 80% del coste de los grandes servicios públicos. Esa discriminación en el reparto, de acuerdo con los datos de los empresarios, le deja sin más de mil millones anuales de ingresos, una infrafinanciación que engorda poco a poco hasta el infinito el «agujero» de la deuda autonómica.
A Fabra y a la citada Barberá -una de las dirigentes populares de la Comunidad con mayor influencia en Génova- se unieron el síndic parlamentario del PP, Jorge Bellver, que «reprochó» a Beteta su intervención en Valencia y ya por la tarde, en un comunicado, el vicesecretario general del PP, César Sánchez, para volver a insistir en la reclamación de la financiación. El presidente de la Generalitat sabe que, en estos momentos, se juega, tras el batacazo de las europeas, parte de sus opciones de llegar con posibilidades a la cita de 2015. Cargos populares reclaman firmeza a Fabra, que no se eche atrás como ha ocurrido hasta ahora y que mantenga firme su reivindicación. Está en juego, apuntan, su credibilidad, intentar reforzar aunque sea un poco su liderazgo de cara a la cita con las urnas y, de lograr un nuevo reparto de la tarta autonómica, partidas extras para afrontar el presupuesto del año electoral con un cierto margen de holgura.
La «actuación» del enviado de Montoro en Valencia generó un inédito consenso del arco parlamentario. Toda la oposición en las Cortes también cargó contra el Ministerio de Hacienda por asfixiar a la Comunidad. Incluso, más allá de eso, los diputados de EU anunciaron la presentación de una moción para reprobar a Beteta, aunque el PP, al menos por ahora, no es partidario de llegar tan lejos. Desde Madrid, sin embargo, sí están dispuestos a seguir apretando las tuercas al ejecutivo de Fabra. El Gobierno ya ha convocado para la semana que viene el Consejo de Política Fiscal y Financiera para analizar el nuevo plan de ajuste de la Comunidad, que debe reducir otros 1.300 millones por el incumplimiento del déficit. El Gobierno entiende que aún hay margen para seguir metiendo la tijera. El Consell, sin embargo, asegura que la memoria que ha remitido a Montoro evita aplicar otra tanda de hachazos y rechaza la tesis de Madrid de que se pueda seguir recortando en los servicios públicos básicos. Más allá de eso, incluso, desde la Generalitat retan al Gobierno a cumplir su palabra y apretar el acelerador con otro sistema de financiación una vez que hoy se acabe aprobando la reforma fiscal. Desencuentro total.
