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Un pacto para 2015

Fabra busca complicidad en los presidentes provinciales del PP para ser candidato a la Generalitat

Un pacto para 2015

Alberto Fabra no quiere que nada ni nadie ponga en duda sus aspiraciones para encabezar la lista del PP a la presidencia del Consell en las elecciones autonómicas del próximo año. Lastrado por el batacazo electoral que sufrió su partido en la Comunidad el 25-M, acuciado por la crisis galopante que arrastra «su» Generalitat y necesitado más que nunca de apoyos internos, a Fabra no le ha quedado otra que tender puentes con los barones provinciales y pactar. Ha contentado a las cúpulas de Alicante, Valencia y Castellón con la reestructuración del organigrama popular aprobada este viernes y, de paso, ha intentado acallar las voces internas que ponen en solfa su capacidad para liderar el proyecto del PP en uno de sus momentos más críticos de las dos últimas décadas.

Los populares valencianos han estado acostumbrados a ganar elecciones en la Comunidad desde las generales de 1993. Su dominio desde entonces ha sido aplastante en cada cita con las urnas. Pero ahora empiezan a soplar vientos de cambio. Las encuestas que manejan todos los partidos y los resultados de las europeas así lo constatan. Y en el seno del PPCV cada vez son más las voces que proponen, directamente, buscar un candidato alternativo a Fabra.

Génova, de hecho, mantiene dudas razonables tras el traspié de las europeas, donde la formación perdió 23 puntos respecto a 2009. La cúpula nacional encargará incluso encuestas después del verano para analizar las posibilidades de revalidar la Presidencia de la Generalitat en 2015. Ahora bien, ¿qué pasará si esos sondeos no arrojan los resultados que el partido quiere? A día de hoy es una incógnita. Lo único evidente es que Fabra todavía no ha sido confirmado por Madrid como el candidato de las próximas autonómicas. Y eso que él lo ha intentado por activa y por pasiva.

Hace escasos meses, con Canal 9 ya fundido a negro, el presidente regional realizó un «tour» por diferentes cadenas televisivas de ámbito estatal para tratar de lavar tanto la imagen de la Comunidad como la de su propio partido, acechado por múltiples casos de corrupción. Y en ellas aprovechó para intentar acelerar su designación por parte de Génova. «Estoy trabajando todos los días para ser candidato a la presidencia de la Generalitat», proclamó en TVE. «Los partidos tienen sus tiempos. Sé que hay mucha prisa, y yo soy el primero (por ser el aspirante), pero esos tiempos los establece el Comité Electoral cuando corresponda», apostilló en LaSexta. Fabra no logró su propósito. La dirección nacional no le dio su visto bueno ni tan siquiera en la Intermunicipal que el PP celebró en Valencia en abril.

Pero los «palos» a Fabra no sólo le vienen por los resultados de las europeas. Su mayor desgaste proviene a diario de la Generalitat. La administración valenciana, al igual que el propio PPCV, está atravesando su particular via crucis desde que el actual presidente sustituyó al dimitido Francisco Camps mediado el año 2011.

Fabra llegó en el peor momento. La crisis se recrudecía, los ingresos caían en picado y la enorme deuda de la administración convirtió en una quimera sostener los debilitados cimientos de la administración valenciana. Entonces se multiplicaron los impagos a proveedores, colectivos y ayuntamientos, las investigaciones judiciales por corrupción fueron avanzando, creció la tensión contra el Consell y el Gobierno tuvo que socorrer a la Comunidad para sortear la quiebra. Fabra no lo ha tenido sencillo. Y ha sufrido tal desgaste que su futuro, por días, pintaba negro en el partido. Pero ahora ha ganado tiempo.

Forzado por Madrid, ha prescindido de Serafín Castellano como número dos del PPCV y parece haber instaurado, por ahora, la paz interna. Todos han quedado contentos con la reestructuración orgánica. Los tres presidentes provinciales José Císcar (Alicante), Alfonso Rus (Valencia) y Alfonso Bataller (Castellón) han situado peones en la calle Quart y parecen haber sellado una entente no escrita para apoyar a Fabra en su carrera por aspirar a presidir de nuevo la Generalitat en 2015. Es sólo un pacto a un año vista, pero es más que suficiente para el máximo responsable de los populares valencianos. Sin embargo, las autonómicas quedan todavía lejos. Antes, el jefe del Consell deberá esquivar escollos externos e internos... y tendrá que superar el test de las encuestas que promoverá Génova tras el verano. El tiempo dirá.

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