Más que las palabras para ratificar a Fabra como candidato para 2015, la mejor prueba de que Rajoy no contempla otro líder para el PPCV es la complicidad exhibida estos dos días. Al menos así lo defienden desde la dirección regional del partido.

Al margen de los actos públicos, Fabra ha tenido la oportunidad de estrechar relaciones con el presidente Rajoy, su número dos, De Cospedal, y el ministro Cristóbal Montoro. Ayer, tras la avería del AVE que retrasó una hora la llegada de Rajoy, éste decidió quedarse a comer en Valencia. El presidente Rajoy comió a solas con Fabra y Barberá. Un encuentro «muy relajado, sin prisas», del que no trascendieron los temas tratados. A las 18 horas volvió a Madrid.

Frenar las andanadas de Beteta

La presencia de la alcaldesa en este encuentro íntimo no pasa inadvertida. Génova, que ya la llevó al congreso del PP europeo, lleva semanas mimando a la veterana dirigente. Estos días Cospedal, Montoro, Arenas y el propio Rajoy se han deshecho en parabienes, hasta calificarla como «una de las mejores alcaldesas de la democracia». Su figura se valora en Génova al más alto nivel. La noche del viernes Fabra también pudo afinar su cercanía con Montoro, al que en el Palau se sitúa en «gran sintonía» con el president, pese a los desplantes que proceden de su ministerio. De hecho, este fin de semana Fabra ha reclamado al ministro que frene a su número dos, Antonio Beteta, cuyos mensajes sobre la financiación rompen el discurso reivindicativo del PPCV.