La debilidad de Alberto Fabra, en parte, también se acrecienta por la inestabilidad de su Consell, envuelto en mil y un comentarios desde hace semanas sobre un próximo movimiento de fichas en el banco azul de las Cortes Valencianas. Cargos del PP consideran que sería otra de las palancas que podría «tocar» el jefe del Consell para intentar coger aire de cara al último año de la legislatura. Pero, en todo caso, ese cambio de cromos no se produciría nunca antes de las elecciones europeas, consideradas por el PP como un test clave en dos direcciones. En primer lugar, los populares quieren, aunque sea retrocediendo, seguir siendo los más votados en la Comunidad. Y segundo, la cúpula popular alicantina se ha marcado el objetivo ineludible de intentar movilizar a su alicaída tropa con vistas a los comicios de 2015.

Dirigentes del PP entienden que el titular del Consell podría mover ficha después de las europeas para, por un lado, demostrar una cierta autoridad con un golpe de efecto que le permita coger la iniciativa en la recta final del mandato. Y, por otro, ganar tiempo y ofrecer una imagen diferente. Un balón de oxígeno que facilite a Fabra un respiro. Dos maniobras, junto a la mano dura contra los imputados por corrupción, que irían dirigidas a garantizarse la candidatura a la Generalitat del PP en los comicios de 2015. Cargos populares apuestan por relevar a Fabra para, con otro candidato, en liza intentar remontar posiciones y tratar de gobernar aunque sea en minoría «pescando» en unas Cortes muy fragmentadas. Otros, sin embargo, consideran que el actual jefe del Consell debe jugársela. En caso de derrota, quedaría amortizado y no se liquidaría a un cabeza de cartel de nuevo cuño.

Para después de las elecciones europeas, con todo, dirigentes del PP dan por muy probable que Fabra removerá su gobierno. Y todas las «quinielas» siguen apuntando a la salida del vicepresidente y líder del PP de Alicante, José Císcar. No es un secreto que Císcar no es del agrado del entorno directo de Fabra y, al margen, el exalcalde de Teulada está muy golpeado por su papel como portavoz del Consell. Sería una salida para que que el dirigente alicantino pudiera preparar un posible regreso a la provincia. Ahora mismo, los grandes apoyos de Fabra en el Gobierno son los consellers Llombart y Buch. Muy poco para afrontar una etapa tan dura.